El verde de los paisajes del interior de Cantabria tiene su respuesta en multitud de pueblos costeros en los que domina el color azul del mar. Las gentes del lugar eligen las playas de la costa cántabra para dar tranquilos paseos en los meses más fríos del invierno y para pegarse un buen chapuzón en las frías aguas del mar Cantábrico en los meses más calurosos del verano.

En la ruta de hoy nos hemos propuesto recorrer Cantabria de Oeste a Este, de occidente a oriente. La ruta comienza en un pueblo que se encuentra cerca de la frontera con Asturias, San Vicente de la Barquera, y tras pasar por Noja, Santoña y Laredo, llega a Castro Urdiales, hermoso pueblo marinero en las inmediaciones del País Vasco.

Pueblos para visitar en la costa de Cantabria

San Vicente de la Barquera

El precioso entorno natural del Oyambre envuelve a San Vicente de la Barquera, pueblo muy turístico enclavado junto a la comunidad asturiana. La localidad es elegida por muchos viajeros para pasar sus vacaciones por varios motivos: un casco histórico que enamora, un puerto pesquero que invita a pasear con tranquilidad y unas playas ideales para descansar y desconectar. 

La silueta del casco histórico de San Vicente de la Barquera la marcan los perfiles de los monumentos de piedra que riegan sus calles. De hecho, era una muralla de piedra que formaba parte del recinto fortificado compuesto por muralla y castillo, la que se encargaba de guardar la localidad. El Castillo del Rey es del siglo XIII y ha sufrido varias reformas a lo largo de los años. Uno de los usos que tiene en la actualidad es el de albergar exposiciones.

Dos monumentos destacan en el casco histórico de la localidad cántabra. La imponente imagen de la Iglesia de Santa María de los Ángeles se alza por encima de las casas de San Vicente de la Barquera. Fue construida entre los siglos XIII y XIV y en ella encontramos un maravilloso retablo barroco y un magnífico sepulcro renacentista. Merece igualmente la pena acercarse a conocer el Santuario de la Barquera, lugar muy querido por las gentes de la localidad, ya que acoge la imagen de la Virgen de la Barquera. Otros monumentos que merece la pena visitar son el Palacio de los Corro y la Torre del Preboste.

Pero es el puerto el que se encarga de dar a San Vicente de la Barquera su especial atmósfera. El olor del mar, las pequeñas barcas varadas esperando el momento salir a faenar, el ir y venir de los pescadores, son solo algunas de las estampas características que nos deja esta zona de la localidad.

El Merón es la playa más grande de San Vicente de la Barquera y la que buscan locales y turistas para descansar y darse un chapuzón cuando el variable tiempo de la costa de Cantabria lo permite. Otra de las más conocidas es la Playa del tostadero. Para llegar nada mejor que hacerlo cruzando el Puente de la Maza, de más de 500 metros de longitud.

Noja

En el trayecto entre San Vicente de la Barquera y Santoña, recomendamos hacer una parada en Noja. Y es que, si hablamos de playas y de descanso, nada mejor que acercarnos a la Playa de Trengandín de Noja. Una playa que reúne las condiciones perfectas para pasar un tranquilo día de playa por varias razones: sus grandes dimensiones, su fina arena, y aguas limpias y transparentes. A estas razones, hay que añadir que la Playa de Trengandín se encuentra cerca de las marismas de Santoña, convirtiéndose en un lugar especial para el avistamiento de aves. Belleza y tranquilidad se funden en las playas de Noja para dar al turista aquello que busca en sus vacaciones y que lleva esperando todo el año: tranquilidad y huir del estrés.

Paseando por el pueblo, salen al encuentro del viajero varios monumentos, entre ellos hay que mencionar el Palacio de Albaicín, el Palacio de Velasco, la Iglesia de San Pedro y el puente.

Santoña

Seguimos avanzando desde occidente a oriente por la costa de Cantabria para llegar hasta Santoña, lugar famoso porque allí se encuentra la Reserva natural de las Marismas, situada en la desembocadura del río Asón, un espacio protegido en el que es posible avistar una gran variedad de aves acuáticas.

Santoña ha estado desde siempre ligado al mar, y es el mar su razón de vida. Su puerto ha sido desde hace siglos el más importante sustento de los vecinos del pueblo. Los faros del Pescador y del Caballo, este último en un entorno natural impresionante, servían de guía a los barcos que navegaban por las aguas del mar cantábrico.  Pero si importante es el mar en la vida de las gentes del pueblo, no menos lo es el que está considerado como el monumento más importante de la localidad, el Monasterio del Puerto, construcción de estilo gótico del siglo XIII. Por otro lado, llama la atención la gran cantidad de fuertes que existen en Santoña, como ejemplo, los fuertes de San Carlos, de San Martín o del Mazo.

Laredo

Muy cerca de Santoña está Laredo, otro de esos pueblos de Cantabria estrechamente ligados al mar y destino elegido por muchos de los turistas que se acercan a la región en los meses de verano en busca de mar y playa.

Visitar Laredo es visitar la zona conocida como “Puebla Vieja”, formada por seis rúas o calles que parten de la iglesia de Santa María de la Asunción, magnífico ejemplo del gótico, y que conforman la parte más monumental del pueblo. A lo largo de estas calles el viajero podrá pararse a admirar bellas construcciones, entre ellas iglesias, casonas señoriales, palacios o el edificio del antiguo ayuntamiento de Laredo… construcciones todas ellas que esconden a su vez magníficos tesoros artísticos en su interior. Si salimos de la zona de la Puebla Vieja, conviene acercarse a alguno de los miradores del pueblo para disfrutar de las bellas vistas que nos ofrece el mar Cantábrico.

Castro Urdiales

Terminamos la ruta por los pueblos más bonitos de la costa cántabra en Castro Urdiales, un pueblo que es elegido por mucha gente de la vecina provincia de Vizcaya para pasar un agradable fin de semana.

El paseo marítimo es el que vertebra la vida de esta ciudad y multitud de vecinos y visitantes lo patean cada día de arriba abajo.

En un extremo del paseo se encuentra el parque de Cotolino, una pequeña colina verde que cuenta con bancos, columpios y bar, todo ello con preciosas vistas al mar y a la playa de Brazomar. En definitiva, uno de esos lugares que se antojan perfectos para disfrutar de la imagen del sol perdiéndose en el mar mientras se despide de un nuevo día.

Dejando atrás el parque de Cotolino sale a nuestro encuentro la playa más importante de Castro Urdiales, la playa de Brazomar, que es la elegida por la mayoría de los vecinos para pasar un agradable día de descanso.

Caminando por el paseo marítimo llegaríamos hasta la zona donde se encuentra el puerto. Es allí donde encontramos una estampa típica de los pueblos marítimos de Cantabria: la de pequeñas barcas de pescadores del pueblo que esperan pacientes para comenzar su labor. Junto al puerto se alza uno de los edificios más importantes de Castro Urdiales, el ayuntamiento de la villa. Es en esta zona donde se concentran un mayor número de tabernas, bares y restaurantes, perfectos todos ellos para degustar los magníficos productos que nos ofrecen la tierra y el mar.

Al final del paseo, y situadas en lo alto de una colina, se alzan algunos de los monumentos más importantes del pueblo. La primera de las construcciones que descubrimos en este punto es la Iglesia de Santa María de la Asunción, templo levantado en el siglo XIII de estilo gótico. Junto a ella está el castillo de Santa Ana, una fortaleza que formaba parte junto con las murallas de la zona defensiva del pueblo. Muy cerca del castillo y de la Iglesia está ubicado el faro de Castro Urdiales, inaugurado en el año 1853. Completa el conjunto monumental de esta zona de la localidad el puente medieval, también conocido como el puente viejo.