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Bilbao, ciudad para los sentidos


Con una gran oferta cultural y de ocio, Bilbao es una ciudad que siempre tiene algo que ofrecer y de la que siempre queda algún oculto rincón que descubrir. Un edificio, una pequeña plaza, un callejón…desde la perfecta estructura geométrica de su zona nueva, hasta el bello laberinto que compone su casco antiguo. Hoy os proponemos perderos un fin de semana con nosotros, para visitar las zonas más emblemáticas de esta histórica villa.

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Datos Útiles


País: España
Idioma: Español
Zona Horaria: GMT +1
Moneda: Euro
Requisitos de entrada: DNI válido

Los puentes sobre la ría

La historia de la ciudad de Bilbao ha transcurrido siempre en torno a las orillas de la ría del Nervión que la divide en dos. Debido a su situación geográfica, Bilbao siempre ha sido un gran enclave estratégico, tanto comercial como militar, y por ello los puentes que unen ambas orillas han tenido relevada importancia a lo largo de los siglos.

Situamos como punto de partida el Puente de Deusto, puente levadizo cuya construcción data de 1936. Importante objetivo de ataques durante la Guerra Civil, y de importantes manifestaciones y protestas posteriores, toda su estructura ha ido sufriendo reconstrucciones a lo largo de los años. Su apertura se realiza ya tan solo a nivel simbólico durante algunas celebraciones, la última en el 2007. Tras varios intentos de clausura, actualmente se encuentra bajo protección oficial.

Subiendo por la ría llegamos al Museo Guggenheim, digno no solo de visitar por el interior, sino de descubrir todos sus detalles y esculturas externas. Junto a él nos llamará la atención una gran construcción en forma de “H” roja situada sobre la ría; se trata del Puente de la Salve, construido en 1972 fue el primero en España en utilizar el sistema de tirantes.

Siguiendo por el margen izquierdo, divisamos un puente blanco, con forma de arco. Se trata del Puente peatonal Zubizuri, más conocido como el Puente de Calatrava, por ser obra de este autor. Su construcción fue a la par que la del museo Guggenheim, y su principal característica reside en su pasarela de cristal, superficie altamente resbaladiza en un clima tan húmero como el de la capital Vizcaína.

Más adelante nos encontraremos con un segundo puente levadizo, el Puente del Ayuntamiento (en la orilla opuesta se encuentra el Ayuntamiento de Bilbao). Hermano del Puente de Deusto, este sufrió la misma suerte durante la Guerra Civil, teniendo que ser reconstruido en varias ocasiones. A diferencia del anterior, este puente fue sellado en 1969 para impedir su apertura.

Entrando ya en la zona antigua de Bilbao, tenemos el Puente del Arenal. Histórico puente que data de 1845, sufriendo varias modificaciones en su estructura debido a derrumbes y diversos ataques. Inicialmente de hierro, fue reconstruido en piedra, y tras la voladura sufrida durante la Guerra Civil, fue levantado el que se conserva hasta nuestros días de hormigón armado. Desde el Puente del Arenal podemos ver el Teatro Arriaga o la majestuosa estación de Abando, cuyo interior es digno de visitar para admirar su inmensa vidriera.

El siguiente puente recibe el nombre de Puente de la Merced, construido en el siglo XIX. Si miramos a nuestra izquierda, descubriremos una pequeña iglesia pegada a él; pasaría desapercibida de no ser porque este edificio ya no se usa como iglesia. Templo construido en el siglo XVII, es utilizada desde los años ’90 como sede del “Bilborock”, con conciertos casi a diario.
 
Zona centro

Partimos de la Plaza Circular, donde se encuentra la estación de Abando y la estatua de Diego López V de Haro, fundador de la Villa de Bilbao en el 1300. Tomamos la Gran Vía para, unos metros más adelante, coger un corto desvío que nos lleva hasta los Jardines Albia, un pequeño rincón de palmeras en el centro comercial de la ciudad, junto a la Iglesia de San Vicente Mártir.

De vuelta en la Gran Vía, seguimos adentrándonos entre bellos edificios, como el de la Diputación Foral de Vizcaya. Más adelante llegaremos hasta la Plaza Moyua, lugar de dos remarcables construcciones; el Palacio Chavarri, donde no encontrareis dos ventanas o balcones iguales; y el Hotel Carlton, que destaca por haber sido sede del Gobierno Vasco durante la Guerra Civil. Las peculiares entradas de metro de esta plaza son obra del arquitecto Sir Norman Foster, recibiendo el nombre de Fosteritos.

En esta segunda parte de la Gran Vía podemos ir disfrutando de los escaparates de los mejores diseñadores internacionales. Desembocando en la Plaza del Sagrado Corazón, con una imponente estatua como eje central, es un buen momento para adentrarse a conocer el Parque de Doña Casilda de Iturriza, lugar de relax en la zona más ajetreada de la capital.

Casco antiguo y mirador de Artxanda

Hoy tomaremos como punto de salida uno de los iconos históricos de la ciudad. El Puente de San Antón, construido en 1877, y que une el casco antiguo con la zona llamada Bilbao la Vieja. Sustituto del antiguo puente medieval, conforma junto con la Iglesia de San Antón, construida sobre las ruinas del antiguo Alcázar a finales del siglo XIV, parte del escudo de la Villa de Bilbao.

Tomando la Ronda Kalea (Calle Ronda), a la altura del número 16, estaremos frente al lugar de nacimiento del escritor y filósofo Miguel de Unamuno. A nuestra izquierda se encuentran las conocidas como “Siete Calles”, que conforman el casco antiguo. Y en su centro la Catedral de Bilbao.

El mejor día para visitar esta zona es sin duda el Domingo al medio día, pues es el momento en el que sus famosos bares de pintxos están en pleno auge, presentando una variedad imposible de imaginar de bocados únicos, que muchas veces se preparan un solo día para no volver a ver la luz. Los precios van en función del lugar y del tipo de pintxo: pintxos normales, txapelas, traineras, triángulos, torres, fríos, calientes, a petición…todos deliciosos acompañados de un zurito (vaso pequeño de cerveza) o una copa de vino.
El mejor lugar para explorar, si es la primera vez que visitáis Bilbao, es sin duda la Plaza Nueva y sus alrededores. En una sola plaza se encuentran muy buenos bares de pintxos, además de mucho espacio para disfrutarlos.  A destacar las txapelas y traineras de la taberna Askao Berri, así como la “sopa Idiazabal con hongos y huevo de codorniz” del Gure Toki, cuyas paredes están decoradas con los premios a los mejores pintxos que ha ido recolectando a lo largo de los años. El precio medio que se puede gastar comiendo de pintxos es de 20€.

Tras haberle dado una alegría a nuestro paladar lo mejor es planear una tarde tranquila. Tomamos el tranvía en Arriaga hasta el Zubizuri (o caminando por el paseo si deseamos bajar la comida).  Atravesamos el puente con cuidado de no resbalarnos y, un par de calles hacia el interior, escondido en la montaña, nos encontramos el funicular de Artxanda. Tras un recorrido de apenas 10 minutos entre edificios, llegamos a lo alto de un hermoso parque, el Mirador de Artxanda, desde el que disfrutaremos de unas vistas espectaculares de todo Bilbao.


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