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De Badajoz a Albufeira: una ruta de tierra firme a la costa atlántica


364 kilómetros y poco más de tres horas es la distancia (en kilómetros y en tiempo) que separa la ciudad de Badajoz (en Extremadura) de Albufeira (en Portugal), una ruta llena de encantos que parte de tierra firme para acabar desembocando en el mar Atlántico y sus bellas playas de arena fina y dorada. Una ruta que cruza una frontera y repasa la forma de vida, a veces similar, a veces muy distinta, de dos países vecinos ¿Hacemos las maletas?

Portugal Portugal Portugal Portugal Portugal
Datos Útiles


País: Portugal
Idioma: Portugues
Zona Horaria: GMT +1
Moneda: EUR
Requisitos de entrada: DNI válido

-. Badajoz: nuestra ruta empieza en Badajoz, una de las ciudades más bonitas de Extremadura. Se trata de una urbe con una población de unos 150.000 habitantes, lo que le confiere el encanto de una ciudad donde todo el mundo se conoce y donde todavía es posible saludarse por la calle. Fue fundada en el siglo IX, durante la dominación musulmana de la península ibérica y debido a su situación fronteriza, en épocas de lucha Badajoz ha sido siempre una plaza de importancia estratégica fundamental. Conserva, además, un importante patrimonio histórico y arquitectónico fruto de diferentes épocas. Así, el Casco Antiguo de la ciudad, también conocido como barrio histórico, reúne importantes edificaciones, como la Catedral de San Juan Bautista, la Alcazaba o las murallas de estilo Vaubán (inspiradas en el estilo acuñado por el noble francés Sebastien Le Preste, marqués de Vauban). Se tata de visitas que no podemos perdernos. Igualmente imprescindible resultan la Iglesia de Santo Domingo y el Real Convento de Santa Ana, donde murió Ana de Austria, esposa de Felipe II. Antes de dejar Badajoz, podemos pasear por al recientemente restaurada Plaza Alta, considerada una de las áreas más bonitas de la ciudad y por la Plaza de España, donde, además, podremos ver edificios como el Ayuntamiento, la Catedral, el Archivo Histórico Municipal, el Museo Catedralicio y la casa Buiza, entre otros.

-. Elvas: una vez cruzada la frontera y entrando ya en tierras portuguesas, nuestra siguiente parada es en la ciudad de Elvas, en el distrito de Portoalegre y sólo a 22 kilómetros de Badajoz. Se trata de una localidad de casitas blancas y calles empinadas que merece una visita, ya que atesora la mayor colección de fortificaciones-baluarte del mundo. Tanto es así, que este impresionante legado histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2012. Cuenta con siete bastiones y dos fortalezas: la de Santa Luzia y la de Nossa Senhora da Graça. Además, su catedral (de estilo gótico tardío y con reminiscencias moriscas) es otro edificio que no podemos dejar de visitar. De la misma manera, su acueducto (construido entre 1498 y 1622), conocido como Acueducto de Amoreira, es una impresionante obra de ingeniería medieval que no podemos dejar de ver.

-. Campo Maior: en esta pequeña localidad, situada a 15 kilómetros de la ciudad fronteriza de Elvas, encontramos la fortaleza del mismo nombre, que puede ser una breve parada en nuestra ruta. Esta fortificación es famosa por el sitio al que fue sometido por las tropas francesas, un sitio que levantarían los ingleses durante la Guerra de la Independencia en 1811.

-. Borba y Estremoz: siguiendo nuestro camino hacia Albufeira no podemos olvidar una parada en las localidades de Borba y Estremoz, en la región portuguesa del Alentejo, un área vitivinícola famosas por sus caldos. Borba con sus poco más de 7.000 habitantes es una pequeña localidad famosa por sus monumentos de mármol. Este hecho se explica por la existencia de canteras de este mineral de gran calidad en la zona. La Iglesia madre (S. XV), la Iglesia de San Bartolomé (S. XVI), el Convento de las Siervas de Cristo (del S. XVII/XVIII) o la Fuente de los Caños (S. XVIII) son buenos ejemplos de su aplicación. No obstante, también podemos encontrarlos en casas particulares, con ventanas o chimeneas de mármol. Estremoz, por su parte, es también una ciudad pequeña (13.000 habitantes) famosa, además de por sus vinos y aceites, por sus canteras de mármol y su renombrada cerámica.

-. Vila Viçosa: aunque nos obligue a un pequeño (muy pequeño en realidad) desvío de nuestra ruta, Vila Viçosa es una población que debemos visitar. Al igual que en los casos anteriores, se trata de una población pequeña, famosa por sus productos agroalimentarios. Además, Vila Viçosa (también llamada Villa Viciosa) esconde un notable patrimonio histórico, con edificios como el Castillo, la Iglesia de los Agustinos, el Palacio Ducal o el Santuario Nacional de la Patrona de Portugal.

-. Evora Monte: partiendo de Estremoz, nuestra siguiente parada será en Evora Monte, una villa medieval a medio camino entre esta localidad y Évora. Situada en lo alto de un cerro, la pequeña aldea cuenta con el castillo del mismo nombre y con una impresionantes vistas. El castillo (originario del siglo XII) es una auténtica mole de base cuadrada y, pese a que no se ha conservado en muy buenas condiciones, es un magnífico ejemplo de población fortificada.

-. Évora: la ciudad de Évora, de origen romano, es una localidad con un importante patrimonio histórico y arquitectónico. Tanto es así que su Centro Histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No podemos dejar de pasear por sus calles y plazas y visitar su Templo Romano, construido en el siglo I aC y reformado posteriormente. También resulta interesante su Cromeleque dos Almendres. Se trata de un círculo de piedras prehistóricas considerado el monumento megalítico más importante de la Península Ibérica.

-. Alcácer do Sal: la población de Alcácer do Sal es nuestra siguiente parada. Se trata una de las ciudades más antiguas de Europa, fundada antes de 1000 a. C. por los fenicios. Debe su nombre a la fabricación de sal durante esta época y también en épocas posteriores. Alcácer es una localidad bellísima, situada a orillas del tranquilo Río Sado, y con una preciosa fachada fluvial.

-. Albufeira: situada en el Algarve, Albufeira es una preciosa localidad costera, en la que podremos disfrutar de sus bellas playas (como la Playa de los Pescadores o la Playa de Salgados) y de sus múltiples posibilidades de ocio y diversión. Si nos interesa el bullicio, la zona de Montechoro es perfecta, mientras que si buscamos algo más de paz, podremos disfrutar de visitas a su patrimonio. La iglesia de Sao Sebastiao, la Muralla do Castelo o la Torre de las Campanas, son ejemplos de visitas culturales perfectas si pasamos unos días en la ciudad. En la zona de Albufeira también podremos disfrutar de poblaciones como Faro (a 44 kilómetros) o Olhao (a 52 kilómetros). Ambas son importantes centros turísticos del Algarve portugués.


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