Madrid, la capital española, es una ciudad impresionante. Con un más que remarcable patrimonio histórico y arquitectónico y una animada vida cultural. Ni que mencionar tienen sus atractivos turísticos, de sobra conocidos por todos. Por eso, hoy queremos centrarnos en una ruta por la capital formada a base de curiosidades y detalles que pasan desapercibidos, tanto al visitante como al madrileño de a pie. ¿Hacemos las maletas?
Hace poco compartimos una ruta por la Barcelona más desconocida, repasando lugares poco famosos de la ciudad Condal. Hoy queremos centrarnos en Madrid, pero mirándolo desde esta misma óptica, la de los rincones secretos. ¿Empezamos?
-. Rompelanzas, la calle más pequeña de la ciudad: si alguna vez te habías preguntado cuál era la calle más pequeña de Madrid, ya tienes la respuesta. Se llama Rompelanzas y tiene sólo 20 metros de longitud, lo que la convierte en la más corta de la capital. Discurre entre Preciados y la calle del Carmen, en pleno centro, por lo que es muy probable que la hayas pisado alguna vez sin darte cuenta. Para conocer el origen de su nombre hay que remontarse al siglo XVI. Según cuenta la historia, cuando se acababa de inaugurar la calle, dos carruajes que pasaban por ella vieron como se rompían sus lanzas (las varas de madera que unen el carro a los caballos). Por este motivo, la vía se empezó a conocer popularmente como Rompelanzas, nombre que habría quedado finalmente como denominación oficial.
-. San Javier, la plaza de menores dimensiones: si Rompelanzas es la calle más corta de Madrid, la de San Javier es la plaza más pequeña de la ciudad. Situada en pleno Madrid de los Austrias y atravesada por la calle del Conde, esta plaza ya aparece con este nombre en plano de la ciudad del siglo XVIII.
-. Un palacio con fantasma: si la leyenda de la calle Rompelanzas es curiosa, la que envuelve el edificio de la actual Casa de América (el Palacio de Linares) es escalofriante. Este imponente edificio de del siglo XIX y de estilo afrancesado era la residencia de los primeros Marqueses de Linares, quienes se habrían casado a pesar de ser hermanos por parte de padre. De su unión nació una hija, que sus padres mataron por considerar fruto de incesto. El fantasma de Raimunda, que así se llamaba la niña, seguiría todavía en el palacio (según cuenta la leyenda) y no dudaría en dejarse ver en determinados momentos.
-. Una playa en Malasaña: sí, has leído bien. En el barrio de Malasaña puede encontrarse un local que te transporta directamente a la costa. ¿El motivo? Su arena de playa cubriendo el suelo y su chiringuito playero en una de las paredes. Tranquilo y exótico, puedes encontrarlo en el restaurante Ojalá en este barrio madrileño.
-. Un parque con 6.000 almendros: al final de la calle Alcalá se encuentra un parque urbano, la Quinta de los Molinos, que a menudo pasa desapercibido para madrileños y visitantes. Sin embargo, lo más singular de este jardín son sus más de 6.000 almendros, que en primavera ofrecen una preciosa postal gracias a sus blancas flores.
-. Un jardín de Dalias en La Latina: en pleno barrio de La Latina, uno de los más cool de la ciudad, se encuentra un pequeño parque formado por varios parterres de dalias. El jardín, que se ubica junto a la Basílica de San Francisco el Grande, es el lugar ideal para relajarse y contemplar las bellas vistas que ofrece de la ciudad, ya que posee un excelente mirador sobre Madrid.
-. Los Ángeles Caídos: el Ángel Caído es la famosísima escultura que puede verse en el parque del Retiro. Se trata de una obra de Ricardo Bellver, que representa a Lucifer y que, casualidad o no, está situada a una altitud topográfica de 666 metros (el número de Satanás). Sin embargo, lo que muchos visitantes a Madrid no saben (y, probablemente, muchos madrileños tampoco) es que en la ciudad hay otra escultura que representa a un ángel caído. Bueno, en este caso se trata de un ángel boca abajo, situado en el tejado de un céntrico edificio situado entre la calle Mayor y la calle Milaneses.
-. Un patio con mucho encanto: en pleno barrio de Salamanca se esconde un rincón que puede pasar desapercibido para visitantes o residentes en la ciudad. Se trata del patio de Hermosilla 26, un patio interior ajardinado en el que conviven tiendas de decoración (Federica and Co), floristerías, tiendas de tocados (Mimoki)… todo ello en un espacio único, con bancos de forja, plantas… un lugar precioso alejado del bullicio del centro de Madrid, aún estando inmerso en él.