Peñíscola es una población turística que se encuentra situada en la costa norte de la provincia de Castellón, en la Costa del Azahar. Rodeada por los hermosos paisajes que nos deja la Sierra de Irta, se asienta sobre una peña que es coronada por un imponente castillo en el que residió el personaje más famoso de la localidad castellonense, el conocido como Papa Luna. A los pies del castillo, un precioso casco histórico de casas blancas con numerosos lugares que ver y dos playas que son tomadas por locales y turistas cuando el calor aprieta, convierten a Peñíscola en un destino de primera categoría en la costa mediterránea.

Qué ver en Peñíscola

 
Dos playas, la Playa Norte y la Playa Sur atraen cada verano a miles de turistas que buscan la localidad castellonense como destino vacacional. Pero además de descanso y relax en sus playas, Peñíscola recibe al viajero con una larga lista de lugares que ver, contribuyendo a situarlo en la lista de los pueblos más bonitos de España. Nos acercamos a visitar Peñíscola para descubrir un precioso pueblo invadido por la luz del mediterráneo.

Casco antiguo de Peñíscola

 
Presidido por el castillo, el casco medieval de Peñíscola se asienta sobre lo que en su día fue una antigua alcazaba árabe. Calles empedradas que caminan junto al mediterráneo y que suavemente trepan por la peña hasta alcanzar los muros del castillo, casas blancas decoradas con cientos de flores y varias construcciones de gran valor, son tres de las señas de identidad del casco antiguo medieval de Peñíscola. El Portal de Sant Pere, que da acceso a la parte antigua, es el primero de los puntos de interés del casco histórico de la localidad, a partir de ahí nos esperan varias sorpresas:

El Bufador: el primer lugar de interés del casco antiguo de Peñíscola que visitaremos no es un monumento de enormes dimensiones ni una antigua iglesia ni nada por el estilo, se conoce como “El Bufador” a un agujero que se formó de manera natural en las rocas por donde sale expulsada el agua del mar. El nombre se debe al característico sonido que emite el agujero.

Museu de la Mar: como ya hemos visto, y como veremos a lo largo del artículo, el mar concentra buena parte de la vida de la localidad y de sus habitantes. No es de extrañar, por tanto, que Peñíscola cuente con el Museu de la Mar, un espacio en el que el mar y las historias marineras que se esconden tras él son los auténticos protagonistas.

Casa de las Conchas: Llega el momento de sacar la cámara. Y es que, una de las construcciones que más nos llamarán la atención del casco antiguo de Peñíscola es, sin duda, la Casa de las Conchas o Casa de los Petxines. Se trata de una casa cuya fachada se encuentra envuelta por miles de conchas y que viene a confirmar, una vez más, el amor de Peñíscola y sus gentes por el mar.

Faro de Peñíscola: Poco a poco nos acercamos al gran momento, la visita al castillo de Peñíscola, pero antes conviene hacer una parada en otro de los lugares del pueblo que tienen relación con el mar, el Faro de Peñíscola. Del año 1892, no se puede acceder a su interior, pero a cambio nos regala unas preciosas vistas.

Castillo de Peñíscola: en lo alto de la peña en la que se asienta el pueblo asoma imponente el verdadero icono de Peñíscola: el Castillo del Papa Luna. Pedro Martínez de Luna, Benedicto XIII o el “Papa Luna” fue considerado el “antipapa” ante su negativa de renunciar al papado tras un hecho histórico clave en la Iglesia Católica como fue el Cisma de Occidente. Benedicto XIII siempre defendió que él era el auténtico Papa dando lugar a la expresión “mantenerse en sus trece”. El Castillo de Peñíscola es de origen templario y fue construido entre los años 1294 y 1307. El año 1411 se convierte en clave para la fortaleza, ya que es el año en el que el Papa Luna lo convierte en su lugar de residencia y en la sede Pontificia de su papado. En su interior, además de los espacios propios del castillo como el Patio de Armas, están las dependencias papales. A la entrada hay una estatua que representa al Papa Luna.

Parque de Artillería: El Parque de la Artillería es un precioso espacio que se encuentra junto a la muralla del castillo. Lo que en su día fue un fortín militar del siglo XVI con todos los elementos típicos de este tipo de construcciones, hoy es un agradable jardín botánico con preciosas vistas, ideal para pasar un buen rato tras la visita al castillo.

Iglesia de la Virgen de la Ermitana: junto a las murallas del castillo, situada en una pequeña plaza de la localidad llamada Plaza de Armas, se encuentra esta bonita iglesia barroca de comienzos del siglo XVIII.

Playas de Peñíscola

 
Pero Peñíscola también nos ofrece relax y descanso bajo el sol del mediterráneo en sus playas. Dos son las playas más conocidas de la localidad. La Playa Norte es la más concurrida y animada. También es la más larga, con más de 5 kilómetros, y la que es elegida por la mayoría de las familias para pasar un tranquilo día de playa, ya que cuenta con todo tipo de servicios. La Playa Sur es pequeña, apenas 300 metros, tranquila, de arena fina, perfecta para ir con niños y con buenas vistas del castillo.

Sierra de Irta

 
Al sur de la localidad, entre Peñíscola y Alcocéber se encuentra el Parque Natural y Reserva Marina Sierra de Irta, un espacio natural protegido compuesto de pequeñas calas y preciosos acantilados que se convierte en un buen lugar para los amantes del senderismo y de la naturaleza.

Visita a Morella

 
Para aquellos que veraneen en Peñíscola y dispongan de varios días libres, una buen plan para ellos es dirigirse al interior de la provincia para descubrir el que para muchos es uno de los pueblos más bonitos de Castellón y de España: Morella.