A mitad de camino de dos enormes urbes como son Río de Janeiro y Sao Paulo, existe una pequeña ciudad colonial de preciosas calles adoquinadas que cuenta con numerosos lugares que ver y disfrutar llamada Paraty.
En una zona en donde la naturaleza muestra todo su esplendor en forma de verdes montañas, playas de arena fina y aguas cristalinas y cascadas que crean maravillosas piscinas naturales, se encuentra Paraty, pequeña ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. La belleza que desprende este lugar es una de las razones principales para que sea elegida por los habitantes de las metrópolis de Sao Paulo y Río de Janeiro (y de otros muchos lugares de Brasil) como destino turístico ideal.
Breve historia de Paraty
Antes de entrar de lleno en la ruta por la ciudad y sus alrededores, conviene acercarse a conocer algo de su historia. Desde su fundación en el año 1667, Paraty ha evolucionado al compás de los hechos históricos y del desarrollo económico que ha sufrido. Padeció en primera persona la época colonial y fue un centro clave en la ruta del oro que establecieron en estas tierras los colonizadores portugueses. De hecho, su puerto fue uno de los más importantes para dicha ruta. Hasta aquí llegaban los cargamentos de oro y minerales que luego viajaban hasta Lisboa y a otros puertos importantes del mundo. Otro de los productos que contribuyó de manera decisiva al desarrollo de la ciudad es la caña de azúcar. Pronto, Paraty llegó a convertirse en el centro más prestigioso de producción del aguardiente (conocido como Cachaça).
En el siglo XIX pasó de villa a ciudad. Sería entonces cuando su centro histórico experimentó una transformación importante, tomando la forma con la que ha llegado hasta nuestros días. Tras una etapa de declive, renació de sus cenizas al convertirse en el destino elegido por artistas de distintos ámbitos para establecerse. De pronto, Paraty se posicionó como lugar de moda para intelectuales. Este puzle de acontecimientos acabaría formando la imagen del Paratyque tenemos a día de hoy: una ciudad que conserva el encanto arquitectónico de su época colonial, en la que todavía podemos visitar destilerías de la época de desarrollo económico y con una vida cultural, heredera de aquellos años 60, cuyo aroma se percibe en muchos de los rincones de la ciudad.
Qué ver en la ciudad de Paraty
Para entender mejor la idiosincrasia de Paraty basta un ejemplo: la ciudad se construyó de tal manera que, cuando hay marea alta, el mar penetra en ella y limpia sus calles. Su casco antiguo, inalterable desde el siglo XVIII, está formado por tranquilas callejuelas adoquinadas, flanqueadas por casas blancas de estilo colonial de planta baja. En las “rúas” de Paraty encontraremos varios lugares de interés. Descubriremos, por ejemplo, varias iglesias de estilo colonial como la Iglesia de Nossa Senhora dos Remedios, la Iglesia de Santa Rita y la Iglesia de Nossa Senhora das Dores.
Al ser el puerto de Paraty un punto estratégico en la ruta del oro, se procedió a la construcción de elementos que protegieran a la ciudad de los ataques que pudiera llegar a sufrir. Con este fin de custodiar el oro que llegaba, se levantaron dos fuertes. El Cuartel de la Fortaleza de Patitiba fue construido junto a la iglesia de Santa Rita. Durante muchos años fue utilizado como cárcel y actualmente alberga un centro cultural. El Fuerte Defensor Perpetuo se encuentra más alejado del centro histórico de Paraty y data de 1703. En sus jardines contamos hasta 8 cañones. Actualmente se utiliza como Centro de Artes y Tradiciones populares de Paraty.
La caña de azúcar y la destilación de aguardiente fue vital para la ciudad. A mediados del siglo XVIII, la producción de aguardiente alcanzó en la región de Paraty su máximo apogeo, convirtiéndose en el núcleo más importante de esta industria en el país. A día de hoy todavía quedan 7 destilerías y algunas de ellas pueden ser visitadas.
Relacionado con la etapa del comercio del oro está el Caminho do Ouro. Se trataba de un camino construido en el siglo XVIII por esclavos que partía de Minas Gerais y que tenía a Paraty como eje para distribuir el oro a otras grandes urbes.
Alrededores de Paraty
Verdes montañas que nacen en el cielo y mueren en el mar, perennes saltos de agua que descienden hasta piscinas naturales de agua dulce, exquisitas playas de arena fina y aguas limpias y transparentes… Así es como la naturaleza se deja ver en los alrededores de Paraty.
Los ríos que pueblan las proximidades de la ciudad forman en su trayecto bellas cascadas que desembocan en piscinas naturales, confiriendo a esta zona una belleza inigualable. Algunas de las más conocidas son La Cachoeira do Tobogá, Pozo dos Ingleses y Pozo do Tarzán.
Pero si lo que prefieres son los baños de agua salada, la bahía de Paraty posee un gran abanico de playas. Puedes elegir si prefieres descansar en minúsculas playas de fina arena, a las cuales sólo podrás llegar caminando o en alguna de las barcas que parten de Paraty, o si prefieres acercarte a lugares como Trinidade (perfecta para los amantes del surf) o Parati Mirim, a las que se llegan en coche o en transporte público. Son muchas las playas recomendables por su especial encanto, algunas de las mejores son Praia Vermelha, Praia do Sono, Praia da Lula, Praia do Pontal, Praia Ponta Negra o Ihla Comprida. Para finalizar la ruta por los mejores lugares que ver en Paraty y alrededores puedes acercarte a Saco do Mamanguá, precioso enclave en el que mar, playa y montaña se hermanan formando un paisaje único.
En definitiva, Paraty es unapequeña y sorprendente ciudad colonial. Se trata de un destino ideal tanto para los amantes de la montaña como para los amantes de la playa. Recorrer su centro histórico, pararse a conocer cómo se produce la cachaza en alguna de las destilerías que todavía siguen funcionando, acercarse a alguna de las magníficas cascadas que hay en los alrededores de la ciudad o descansar en una de sus playas, son solo algunas de las cosas imprescindibles que hay que hacer en Paraty.