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6 cabos en el fin del mundo


La curiosidad por conocer nuevos lugares es inherente al ser humano. El hombre siempre se ha sentido atraído por adentrarse en lo desconocido, por ser el primero en descubrir nuevos territorios que no hayan sido pisados antes por ningún otro ser humano. Así, sabemos de la existencia a lo largo de la historia de un sinfín de aventureros, exploradores o descubridores que se han jugado la vida a cambio de encontrar esa porción de tierra que hasta entonces era desconocida.

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Datos Útiles


País: España, Noruega, Sudáfrica ...
Idioma: Varios
Zona Horaria: GMT
Moneda:
Requisitos de entrada: Varía según el país

Durante siglos, muchos hombres, en este afán por adentrarse en lo inexplorado, se empeñaron en alcanzar el fin del mundo conocido. Esto significaba llegar más lejos de lo que cualquier otro hombre pudiera llegar; se creía que más allá de estos lugares considerados como “el fin del mundo” sólo había oscuridad, abismos infernales y mares tenebrosos.

Hoy en día sabemos que esto no es así, y estos territorios, considerados el fin del mundo durante siglos, se han convertido en destinos que reúnen cada año a un mayor número de turistas; se trata de viajeros atraídos no sólo por la belleza de los paisajes, sino también por la multitud de leyendas que se han ido forjando alrededor de estas porciones de tierra y por el significado espiritual que lleva consigo el haber llegado hasta el fin del camino.

La ruta que te proponemos hoy es una de las rutas más bonitas que puede hacer un viajero en la actualidad. Partiremos, con espíritu aventurero, a conocer 6 cabos de la tierra que han sido considerados como el fin del mundo conocido o que, por el enclave en el que se encuentran, la magia que los rodea y las numerosas leyendas que los envuelven, pueden ser considerados como el final de un camino, tanto espiritual como físico.

CABO DE FINISTERRE (ESPAÑA):

Leyendas y misticismo envuelven a esta pequeña porción de tierra de la costa gallega.

El Cabo de Finisterre está bañado por las aguas del océano atlántico y durante siglos se ha considerado como el punto más occidental de Europa. Para llegar hasta el faro que hay en el cabo debemos atravesar el pueblo de Fisterra y continuar después por un camino que sube hasta el monte Facho. Una vez que llegues a este punto sólo tendrás ante tus ojos la inmensidad del océano.

Ya los romanos pensaban que este era el final del mundo y por eso lo llamaron Finis terrae (fin de la tierra). Durante siglos esta fue la creencia más extendida entre las distintas civilizaciones que poblaron estos parajes, se suponía que más allá de este lugar estaba la oscuridad, un mundo de tinieblas…

Igualmente, el cabo se encuentra íntimamente ligado al mundo de los peregrinos y posee para estos un significado espiritual. Para ellos, llegar hasta Finisterre (tras haber visitado la tumba del apóstol Santiago) significa, al igual que para los romanos, que han llegado al final de su camino. Cuando los peregrinos llegan hasta aquí, se sientan a contemplar la puesta del sol sobre la grandiosidad del océano; para ellos, el haber llegado después de un largo camino hasta el que se suponía que era el fin de la tierra y contemplar en este mágico lugar la puesta de sol, tiene un significado de fin de una etapa y comienzo de otra. Una nueva etapa en la vida guiada por una luz como la que emitía el faro de Fisterra para guiar a los barcos perdidos en la Costa do Morte.



PUNTA DE ORCHILLA (ESPAÑA):

En España, no sólo el Cabo de Fisterra ha sido considerado como el lugar donde se encontraba el fin del mundo, también Punta Orchilla, en la parte más occidental de El Hierro, fue considerado durante años como uno de esos lugares fascinantes en los que más allá de sus límites sólo existía la más absoluta oscuridad y el abismo.

Durante siglos, se fijó en Punta Orchilla la línea imaginaria del Meridiano cero, hasta que en 1885 fue establecido definitivamente en Greenwich. Sobre la línea imaginaria del meridiano cero de Punta orchilla se levantó su faro.

No podemos imaginar el miedo y la incertidumbre que debieronsentir todos aquellos navegantes que, tras llegar a este paraje volcánico yaislado, sólo tenían ante sí las infinitas aguas de un océano inexplorado yenigmático.

CABO NORTE (NORUEGA):

Estamos en un lugar en el que perderte en tus pensamientos, respirar profundo y darte cuenta de la inmensidad de la naturaleza.

Estamos ante un paisaje que quita el hipo. Acantilados demás de 300 metros sirven como pared en la que chocan brutalmente las olas del mar. Los cientos de miles de turistas que se acercan hasta este lugar de magia y reflexión vuelven a sus casas con la certeza de que más allá de este punto sólo hay tinieblas.

Estamos en un pequeño punto de la tierra en el que los fenómenos meteorológicos te empequeñecen hasta hacerte creer que sólo eres una minúscula e insignificante pieza de algo demasiado grande para comprenderlo.

Estamos en el Cabo Norte, en Noruega, en el considerado como punto más septentrional del viejo continente, allá donde se enfrentan cara a cara el océano Atlántico y el Ártico, allá donde la soledad lo inunda todo.

Estamos, sin duda, ante el fin del mundo.

CABO DE BUENA ESPERANZA (SUDÁFRICA):

En la parte más meridional del continente africano se encuentra otro de los cabos que entrarían en la lista de los cabos del fin del mundo, el Cabo de Buena Esperanza (aunque para ser exactos, el punto más al sur del continente africano es el Cabo de las agujas).

Fue Bartolomé Díaz, navegante portugués, el primero que consiguió atravesar el estrecho y de esta manera abrir un nuevo camino para llegar hasta la India y el lejano oriente; fue por esta razón por la que este cabo se conoció desde entonces como el Cabo de Buena Esperanza.

El Cabo de Buena Esperanza se encuentra situado a unos 75 kilómetros de Ciudad del Cabo. Desde la ciudad sudafricana hasta el cabo encontramos un buen número de atractivos turísticos que la convierten en una ruta muy interesante para los viajeros que se acerquen a descubrir Sudáfrica. Así, en nuestro camino atravesaremos viñedos, playas vírgenes, jardines botánicos, acantilados y hasta una colonia de pingüinos. La belleza del paisaje ha llevado a incluir a esta zona en la lista de lugares que son patrimonio Mundial de la Unesco.

El Cabo de Buena Esperanza, al igual que todos los lugares que se consideraban el fin del mundo, también tiene su leyenda. En esta ocasión tiene que ver con un barco, conocido como “El Holandés errante”, condenado a deambular sin rumbo por el Cabo de Buena Esperanza hasta el fin de los tiempos.

CABO DE HORNOS (CHILE):

Ya habló sobre el Cabo de Hornos y el fin del mundo el escritor chileno Francisco Coloane. El Cabo de Hornos es otro de los cabos de la tierra que se pueden considerar como el final de la tierra conocida. A partir de aquí, el único paraje que nos espera es la solitaria y desolada Antártida.

El Cabo de Hornos se encuentra en el archipiélago de Tierra de fuego y está considerado como el lugar más meridional de América. Fue descubierto por el navegante español Francisco de Hoces al tener que desviarse de la ruta que hacía por el estrecho de Magallanes a causa de una tormenta y tener que elegir una ruta alternativa. Desde su descubrimiento, y al igual que sucedió con el Cabo de Buena Esperanza, el Cabo de Hornos se convirtió en un paso muy importante para el comercio y las rutas comerciales con los países de oriente.

CABO REINGA (NUEVA ZELANDA):

Una hermosísima leyenda envuelve al Cabo Reinga, un lugar repleto de misticismo y carga espiritual para la cultura maorí.

Este cabo se encuentra en el extremo norte de la isla norte de Nueva Zelanda, en una península llamada Aupouri, siendo el punto donde se enfrentan el mar de Tasmania y el océano Pacífico. Al igual que sucede con otros cabos de los que hemos hablado, el cabo Reinga se tiene como el punto más septentrional de Nueva Zelanda, aunque esto no es del todo cierto, pues existe una zona que se encuentran ligeramente más al norte; sin embargo, el misticismo que rodea al Cabo Reinga hace de este el lugar perfecto donde situar el fin de las tierras neozelandesas y el fin del camino para los maoríes.

La mitología maorí dice que los espíritus de sus muertos saltan desde este cabo como punto de partida del camino que les llevará a la otra vida, aquí se produce el comienzo del gran viaje para los maoríes. Un gran salto que realizan los espíritus de los maoríes desde un árbol de más de 800 años para, de esta manera, llegar hasta su patria: Hawaiki.

Hasta ahora, los cabos que habíamos conocido en nuestra ruta poseían el significado de haber llegado hasta el final del camino; el cabo de Reinga es, además, el símbolo del final de la vida.

 


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