La Alhambra de Granada se construyó en uno de los puntos más altos e inaccesibles de la ciudad, la colina de Sabika. Fue el lugar elegido para levantar la fortaleza original que sería el germen de La Alhambra, a sabiendas que la zona ofrecía especial protección ante posibles ataques. Con el paso del tiempo, se fueron añadiendo palacios, residencias reales, fuentes, huertas, jardines y distintos elementos hasta convertir a La Alhambra en una auténtica ciudad palatina, en un enorme complejo que nos ayuda a entender la cultura y el arte de la cautivadora época nazarí. Este impresionante recinto es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1984 y uno de los monumentos que más visitas reciben en España.

Con la Alhambra de Granada comenzamos una serie de artículos que nos llevarán a descubrir los monumentos más importantes de España.

Breve historia de la Alhambra de Granada

No se puede entender la Alhambra de Granada como un todo, sino como distintos elementos que se fueron añadiendo a lo largo de varios siglos hasta formar una auténtica ciudad palatina. La fortaleza roja (pues la palabra “Alhambra” proviene de un vocablo árabe que significa “la roja”) es la evolución que experimentó esa primitiva fortaleza inicial levantada sobre una colina de difícil acceso hasta convertirse en el vasto complejo que es hoy en día la Alhambra.

Sería entre los siglos XIII y XV cuando se construyen los palacios de la Alhambra. A partir del siglo XIII, con la instauración del reino nazarí por Muhammad Al-Ahmar, se levanta el primero de los palacios. Los sucesores de Al-Ahmar se encargarían de añadir nuevos edificios al complejo. Sin embargo, serían Yusuf I y Muhammad V, ya en el siglo XIV, los responsables de las edificaciones más espectaculares del recinto nazarí, como el Palacio de Comares o el Patio de los Leones.

A partir de 1492, año en el que se produce la toma de Granada, la Alhambra se convierte en residencia de los reyes cristianos y al complejo nazarí se van añadiendo otro tipo de construcciones como el Convento de San Francisco o el Palacio de Carlos V.

Partes de la Alhambra de Granada

Aunque son muchos los rincones que se pueden visitar en la Alhambra, podemos dividir el recorrido por ella en cuatro zonas: los Palacios Nazaríes, auténtico tesoro de la Alhambra; el Palacio del Generalife, y, por supuesto, sus jardines; el Palacio de Carlos V; y la Alcazaba, zona defensiva y la más antigua del complejo.

Para llegar hasta la Alhambra hay que subir por la Cuesta de Gomérez desde la Plaza Nueva. En el Pabellón de acceso se encuentran las taquillas donde se venden las entradas. A partir de aquí comienza una experiencia inigualable por uno de los monumentos más increíbles del mundo.

Palacios Nazaríes

Empezamos hablando de la Alhambra por los Palacios Nazaríes, por ser esta zona la auténtica joya de la Alhambra. Hasta nuestros días han llegado tres palacios que fueron levantados en la época de la dinastía nazarí: el Mexuar, el deslumbrante Palacio de Comares y el Palacio de los Leones.

En el Mexuar, lugar donde se desarrollaban los temas administrativos del estado, destaca el Cuarto Dorado. El siguiente de los palacios que encontramos es el Palacio de Comares, obra de Yusuf I, que fue usado como residencia real y es uno de los lugares más impresionantes de la Alhambra por varios motivos: el famoso Patio de los Arrayanes, el Salón de Embajadores y las magníficas inscripciones en árabe que inundan sus paredes y techos. El último de los magníficos edificios que componen los Palacios Nazaríes es el Palacio de los Leones, estancia privada de los reyes nazaríes y donde se encuentra el lugar más fotografiado y admirado de la Alhambra, el Patio de los Leones. Este patio fue construido por Muhammad V en el siglo XIV. Es famoso por la Fuente de los Leones. El suelo de mármol y las columnas que rodena al patio, junto con la propia fuente, convierten a este lugar en el momento cumbre de la visita a la Alhambra.

Una vez que se dejan atrás los Palacios Nazaríes hay que centrarse en otro de esos patios que tan bien reflejan la arquitectura típica árabe: el Partal. Se trata de una zona con jardines y un estanque en el centro donde está la Torre de las Damas.

El Generalife

Junto al complejo de la Alhambra está el Generalife, que era utilizado como retiro de los reyes nazaríes cuando necesitaban sus momentos de descanso y tranquilidad. Por esta razón los elementos que apreciamos en el Generalife están encaminados a ese fin: jardines, huertas, fuentes, agua, silencio, luz, vistas… Aquí se encuentra el hermoso Patio de la Acequia, donde el agua vuelve a ser una parte muy importante del mismo, y el Patio del ciprés de la Sultana.

Palacio de Carlos V

Seguramente, si el Palacio de Carlos V se encontrase en cualquier otro lugar de Granada, estaríamos hablando de un edificio muy interesante y de gran valor. Sin embargo, al encontrarse junto a la Alhambra, son muchos los que piensan que desentona con el resto de los monumentos.

Se trata de una de las construcciones que fueron añadidas a la ciudad palatina tras la conquista de Granada. Fue ordenado construir por Carlos V en la primera mitad del siglo XVI y es de estilo renacentista. Lo más destacado es el patio circular. En él se encuentran el Museo de la Alhambra y el Museo de Bellas Artes.

La Alcazaba

La última de las partes de la Alhambra a la que queremos hacer referencia es la Alcazaba. No tiene nada que ver con el resto, pues al ser una construcción militar carece de los ornamentos y las maravillas que encontramos en otros rincones de la Alhambra, como en los Palacios Nazaríes. Se trata de la parte más antigua del complejo de la Alhambra, construida en la primera mitad del siglo XIII por Muhammad I Al-Ahmar en la colina de la Sabika. En la Alcazaba destacan la Torre de la Vela y la Torre del Cubo. Desde la Alcazaba se disfruta de una impresionante panorámica del barrio más famoso de Granada, el Albaicín, y de Sierra Nevada.