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Ruta 66, 2.500 millas de libertad


Si una ruta por carretera es famosa por todo el mundo por su inmortalización en el cine esta es la Ruta 66. Partiendo de Chicago, recorre de este a oeste gran parte del país estadounidense hasta llegar a Los Ángeles. La ruta es la representación real de la cultura americana, bares de carretera con música country, moteles de mala muerte, largas rectas, y motoristas que conducen orgullosos sus “burras”.

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Datos Útiles


País: Estados Unidos
Idioma: English
Zona Horaria: GMT -6
Moneda: Dólar estadounidense
Requisitos de entrada: Pasaporte en vigor y documento ESTA (solicitud de acceso a EEUU) precio : 14$

Todo el imaginario  y folklore americano que tantas veces hemos visto en la gran y pequeña pantalla lo podremos vivir en nuestra propia piel en esta mítica ruta.

De los casi 4.000 kilómetros originales de vía, actualmente se conservan pocos tramos ya que se substituyeron por autopistas siguiendo el mismo recorrido.  El trayecto nos llevará a través de 8 estados: Illinois, Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California. A lo largo del camino nos iremos topando con carteles e hitos que nos indicarán que estamos siguiendo la antigua Rruta 66 o Calle Mayor de América, como también es conocida.

Para recorrer las lenguas de alquitrán tenemos varias opciones. Hay diferentes empresas que alquilan vehículos de recogida en Chicago y vuelta en Los Ángeles, expresamente pensado para recorrer la ruta. En sus ofertas podremos escoger entre Harleys Davidson, para sentirnos un “Ángel del Infierno” más. También nos podemos decantar por alquilar un deportivo americano, al estilo de los míticos Mustangs y Corvettes de la década de los 70 que galopaban por la ruta rugiendo con fuerza sus poderosos motores. Otra opción que podemos contemplar, y que encantará al viajero más comodón, es alquilar un Motorhome. Esta opción te permite olvidarte del alojamiento, aunque residir en los típicos moteles mugrientos tiene su encanto, y te permite descansar más cómodamente durante el trayecto. Como última opción sólo nos queda hacer autostop; en Estados Unidos es una práctica habitual quizá más que en España. La mayoría de los estados por donde discurre la ruta permite hacer autostop, excepto en Illinois, Oklahoma y Nuevo México que no lo permiten en las freeways (autovías). Es necesario llevar encima algún documento de Identificación como el pasaporte por si la policía nos lo pide. Cabe recordar si escogemos un vehículo para trasladarnos, que tenemos que pedir el carné de conducir internacional, en cualquier Jefatura de Tráfico nos lo facilitarán.

Existen diferentes versiones de la ruta según las paradas que decidamos hacer. La más común atraviesa las ciudades de Chicago, Saint Louis, Springfield (no el de los Simpsons), Joplin, Oklahoma City, Amarillo, Alburquerque, Flagstaff, Barstow para finalizar en Los Ángeles.  A lo largo de la ruta pasaremos cerca de importantes enclaves como el Gran Cañón, que seguramente nos obligará a variar ligeramente nuestro recorrido.

Nuestro itinerario empieza abandonando la ciudad del viento, Chicago, y tomaremos la I-55. La autopista que nos llevará hasta San Luís en el estado de Misuri. El trayecto se alargará durante 480 kilómetros y atravesaremos el estado de Illinois. En la frontera entre los estados veremos el puente Old Chains of Rocks Bridge, un precioso puente que atraviesa el río Misisipi. Después de tomar unas buenas tortitas con sirope en la cafetería más cercana emprenderemos la segunda etapa hacia Springfield. A unos 120 kilómetros de nuestra salida encontraremos un desvío que nos indica las Meravec Caverns. Situadas cerca de Stanton, Misuri, estas cuevas de piedra caliza se extienden por más de 6 kilómetros de pasadizos subterráneos. El viaje hacia Springfield lo haremos siguiendo la I-44.

Nuestra tercera etapa nos llevará de Springfield por 350 kilómetros de la I-44 hacia el pueblo de Joplin. Con pocos más de 50.000 habitantes Joplin es un pintoresco pueblo estadounidense donde si nos fijamos es muy posible que veamos alguna tarta de manzana enfriándose en el alféizar de alguna ventana. En el 2009 un violentísimo tornado destruyó la mitad del municipio, así que es probable que nos encontremos algunas ruinas. De Joplin continuaremos otros 300 kilómetros por la I-44 hasta Oklahoma City, capital del estado homónimo. Durante el recorrido a la altura de la ciudad de Foyil, ya en el estado de Oklahoma, es recomendable observar el paisaje ornamentado por las montañas Ozarks, una meseta que cruza los estados de Illinois y Misuri.

La siguiente etapa que nos espera nos llevará desde la capital de Oklahoma hasta Amarillo en Texas. Durante el camino que recorreremos 415 kilómetros por la I-40 es obligatorio parar en el pueblo de Clinton, Oklahoma. En este pueblo se encuentra uno de los mejores museos dedicados a la ruta 66. La carretera interestatal 40 es la heredera del trazado y del espíritu de la ruta 66, ya no la abandonaremos hasta llegar a California. Veremos como el recorrido está plagado de detalles, placas, tiendas de regalos y bares de carretera que referencian el antiguo paso de la ruta. A unos 60 kilómetros antes de llegar a Amarillo está el pueblo de Mclean, en este pueblo se encuentra un curioso museo llamado Devil’s Rope Museum donde el objeto estrella es el alambre de espinos. En el llamativo museo encontraremos alambres de espinos de conflictos bélicos, la evolución que ha sufrido desde su invención en 1868 por Micheal Kelly, y piezas curiosas como estatuas de perros o conejos hechas con este puntiagudo elemento. No es el mejor museo del mundo pero sí que es curioso y diferente a lo que podemos encontrar por nuestra ciudad y esto siempre es interesante.  En Amarillo se encuentra el famoso restaurante Big Texan Steak House, el reto que plantea el dueño del restaurante es simple, si eres capaz de comerte un filete de 2 kilos acompañado de su guarnición en menos de una hora, te lo llevas gratis. Otro de los lugares que  tenemos que visitar en Amarillo es el Rancho Cadillac, son 10 Cadillacs plantados en el suelo de forma vertical donde los visitantes dejan su huella con grafitis.

Por la mañana nos espera un trayecto por las áridas tierras de los estados de Texas y Nuevo México en una  etapa de 460 kilómetros. Es muy recomendable llevar bebidas y algo para comer debido a las enormes distancias, el calor y los pocos lugares que encontraremos en el desierto.  La siguiente etapa nos llevará de Alburquerque a Flagstaff, Arizona. Este pueblo, típico pueblo sureño salvaguardado por la meseta del Colorado nos propone una alternativa en la ruta. Al llegar a Flagstaff podemos hacer una etapa extra y desplazarnos hasta el norte para encontrarnos con el Gran Cañón del Colorado. El desvío es tremendamente aconsejable para poder gozar de una de las maravillas naturales del mundo. Si no lo hacemos, nos arrepentiremos.

Al día siguiente nos dirigiremos al estado de Nevada, y nos volveremos a topar con un cambio en la ruta. Originalmente nos dirigiríamos a Laughlin o Barslow pero, teniendo a la capital mundial del ocio, Las Vegas, a escasas millas una parada en la ciudad del pecado es casi imperativa.

Nos encaminamos a nuestra última etapa donde nos dirigiremos hasta Los Ángeles. A través de la I-15 llegaremos a Los Ángeles y a partir de allí conectaremos con la interestatal 10 hasta llegar a Santa Mónica, punto y final de esta mágica ruta. Una ruta que requiere esfuerzo y sacrificio, pero que es devuelto con creces en experiencias y orgullo por haber terminado el que para muchos es el Camino de Santiago del siglo XX.


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