Visitar Noruega es adentrarse en un reino de ensueño. Pueblos de cuenta, paisajes helados y naturaleza en estado puro son las señas de identidad del país escandinavo. Aunque Noruega da para mucho, en una visita al país no puedes dejar de visitar algunas de nuestras sugerencias:

- Fiordo Sognefjord: un fiordo es una estrecha entrada de mar formada por la inundación de un valle excavado o parcialmente tallado por acción de glaciares y éste, con sus más de 240 kilómetros, es uno de los más espectaculares, tanto por sus enormes proporciones como por su belleza natural. No es para menos, se calcula que bajo las aguas puede llegar a los 1.300 metros de profundidad y por encima del nivel del mar cuenta con acantilados de más de 1.000 metros de altitud. Una mole de espectacular belleza en la que se pueden visitar algunos pequeños pueblos y que cuenta, además, con acantilados, cascadas y aguas cristalinas. En verano, resulta una experiencia todavía más impactante gracias al verde del paisaje boscoso.

- Bergen: esta población, la segunda más grande de Noruega, es una de las más fotografiadas del país y no es para menos. El barrio de Bryggen, sin ir más lejos, situado en la orilla oriental del fiordo, es un ejemplo de pequeña población escandinava con sus casas de madera con tejados terminados en punta alineadas a lo largo del puerto. De noche, las casas reflejadas sobre el agua ofrecen una vista espectacular.

- Oslo: la capital noruega es una ciudad impresionante. Situada junto al bosque y al fiordo, conjuga paisaje con modernidad, ya que se trata de una de las metrópolis más avanzadas de Europa. Entre sus atractivos destacan el Museo Fram (dedicado al barco del mismo nombre, una nave polar que ha navegado por los extremos más septentrional y meridional del globo), el parque de esculturas de Vigeland (el parque escultórico de Gustav Vigeland, que suma más de 1 millón de visitas al año) y la Galería Nacional (donde puede admirarse El Grito de Munch, uno de los cuadros más famosos del mundo).  El Museo de Barcos Vikingos es otra de las atracciones que no podemos perdernos en una visita a Oslo, así como Karl Johans Gate, considerada una de las calles más bonitas de Europa. Antes de dejar la ciudad, también es muy recomendable pasar una mañana entre los muros de la fortaleza Akershus, donde se encuentra el castillo del mismo nombre. La Opera y el Ballet de Oslo puede ser el broche final para una visita a la ciudad, un impresionante edificio vanguardista que ofrece un nítido contraste con otros inmuebles de la ciudad.

- Fortaleza Oscarsborg: situada a las afueras de Oslo, en el pueblo de Drobak, se trata de una fortaleza impresionante, ya que se encuentra ubicada en dos islotes sobre el mar. Se construyó tras la ocupación alemana de Noruega en 1940 y hasta 2003 esta fortaleza todavía acogía dependencias militares (una escuela de oficiales) y no estaba abierta al público. Sin embargo, desde entonces sí puede visitarse con fines turísticos.

- Safari de Ballenas frente a la costa de Tromso: desde la localidad de Tromso, una bella población que podemos visitar, salen cada cierto tiempo barcos que permiten realizar un safari para observar las ballenas en su hábitat natural. Aunque no está 100% garantizado que podamos avistarlas, es muy probable, ya que, sobretodo en invierno, las ballenas jorobadas y las orcas se acercan al puerto en busca de alimento. También suelen acercarse al barco, ya que son bastante curiosas.

- Lofoten, auroras boreales y trineos de perros: un viaje a las islas Lofoten nos permiten disfrutar de dos de los mayores atractivos de Noruega, una ruta en trineos tirados por perros y la contemplación de las auroras boreales. También se pueden realizar excursiones con raquetas por la nieva y disfrutar de las vistas con sus acantilados y playas vírgenes.