Entre las razones principales que llevan a los viajeros a descubrir Canadá están sus extraordinarios paisajes naturales. Sin embargo, este vasto país norteamericano puede presumir también de bonitas ciudades que cuentan con numerosos lugares que ver y disfrutar, como es el caso de Quebec.
LUGARES MÁS INTERESANTES QUE VER EN QUEBEC
Quebec se encuentra situada al este de Canadá, justo donde el río San Lorenzo desemboca en una larga lengua de agua con salida al Océano Atlántico. Relativamente cerca de ella (teniendo en cuenta la enorme extensión del país) se sitúan otras ciudades importantes como Montreal, Ottawa o Toronto. Sin embargo hay algo que la diferencia de todas ellas: su aire europeo, como lo demuestra el hecho de que es la única ciudad amurallada que encontramos al norte de México. ¿Te has quedado con ganas de saber más cosas de esta impresionante urbe canadiense? Pues acompáñanos en este viaje para descubrir los mejores lugares que ver en Quebec.
Old Quebec
El Old Quebec (en inglés), Vieux Quebec (en francés) o Ciudad vieja (en español) no es otra cosa que el casco histórico de la ciudad. Aunque pequeño, esconde maravillosos rincones. En sus calles empedradas encontramos bonitas casas de piedra y muchos restaurantes, cafés y tiendecitas con encanto. Está dividido en dos zonas: la Haute Ville, que es la parte alta del casco antiguo, y la Basse Ville, la parte baja. El casco antiguo de Quebec fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985.
Calles y plazas más encantadoras de Quebec
El casco viejo de Quebec posee varias calles y plazas con encanto. En cuanto a las calles, algunas de las imprescindibles son la Rue du Petit Champlain, situada en uno de los barrios más mágicos de la ciudad; las calles Rue Saint-Jean, Rue Saint Louis y Rue Saint Paul, ideales todas ellas para pasar una mañana de compras, probar las delicias gastronómicas de la ciudad o, simplemente, sentarse a tomar un café; y la Rue du Trésor, conocida como la de los artistas, ya que muchos de ellos clavan sus lienzos en esta calle para vender sus obras a los viandantes. De entre las plazas, no hay que perderse la Place D’Armes, la Place Royale y la Place de l’Hôtel-de-Ville.
Murallas
Como indicábamos en la introducción, una de las cosas que hace diferente a Quebec respecto a otras ciudades de Estados Unidos y Canadá es que es la única que está amurallada. De hecho, es posible caminar por algunos tramos. Cuenta con tres puertas de acceso, la Porte de Saint-Jean, la Porte Kent y la Porte Saint Louis.
Ciudadela de Quebec
Junto a las murallas se encuentra otra de las construcciones encargadas de proteger la ciudad, la Ciudadela de Quebec. Esta fortaleza o recinto militar fue levantado a mediados del siglo XVIII y en ella reside el gobernador de Canadá. Es posible verla por fuera y, en las mañanas de los meses en los que todavía se puede disfrutar del buen tiempo, una de las atracciones que congrega a numerosos turistas es ver cómo se realiza el cambio de guardia. Su situación en la zona más alta de la ciudad nos permite disfrutar de unas bonitas vistas.
El edificio del Parlamento
Como capital de la provincia homónima, Quebec acoge algunos edificios oficiales importantes. Entre ellos destaca el del Parlamento, que es posible conocer a través de una visita guiada. Cerca de él hay dos lugares importantes para la ciudad: la Fountaine de Tourny y el Parque Plaines d’Abraham.
Château Frontenac
Pero si hay un edificio icónico en Quebec ese es, sin duda, el Château Frontenac. Situado en lo alto de un pequeño montículo, fue levantado a finales del siglo XIX por el arquitecto Bruce Price gracias a una iniciativa de la compañía Canadian Pacific Railway. Aunque su nombre diga que es un castillo, o aunque tenga apariencia de señorial palacio francés, en realidad se trata de un majestuoso hotel. De hecho, su apariencia es tan imponente que está considerado como uno de los hoteles más fotografiados de cuantos hay en el planeta. Además de ver y fotografiar el exterior del edificio y alojarse en él (aunque no es precisamente barato), otra opción para conocer su interior es realizar una visita guiada.
Terrasse Dufferin
Aunque también podemos disfrutar de la impresionante estampa del Château Frontenac desde la Terrasse Dufferin. Se trata de un camino de madera ideal para pasear mientras se disfruta de unas maravillosas vistas. Suele estar bastante animado en los meses de verano.
Barrio Petit-Champlain
Desde la Terraza Dufferin es posible desplazarse en funicular hasta el barrio más coqueto de Quebec, el Barrio de Petit-Champlain. Sus bonitas calles de piedra, sus acogedoras tiendecitas, sus cafés y restaurantes, sus boutiques y sus placitas con encanto tomadas por pintores callejeros, como la deliciosa Place Royale, consiguen trasladar por unos instantes al viajero a algún bonito rincón de Francia.
Basílica de Notre-Dame de Quebec
Entre las construcciones religiosas de Quebec, hay que hablar de la Basílica Catedral de Notre-Dame. Se trata de un templo construido en el año 1647, lo que lo convierte en el más antiguo del país. A pesar de que tuvo que ser reconstruida a causa de los incendios que la asolaron, hoy en día luce magnífica, en especial su espectacular interior con detalles dorados.
Qué hacer en Quebec
Quebec es una de las ciudades más importantes y pobladas de Canadá, por lo que no es de extrañar que sean muchos los planes que nos regala la ciudad para saborearla y disfrutarla. Aquí resumimos brevemente algunos de ellos.
Los aficionados a la lectura y los libros pueden acercarse a la Maison de la Littérature, un curioso espacio en el que una antigua iglesia ha sido transformada en biblioteca. Otra propuesta de corte cultural es recorrer sus museos. Aunque hay muchos, dos destacan por encima del resto: el Museo de la Civilización y el Museo Nacional de Bellas Artes. Para aquellos que prefieran estar al aire libre, un buen plan es pasear por el Puerto Viejo de la ciudad y disfrutar con sus vistas, e incluso, hacer un pequeño viaje en barco por las aguas del río San Lorenzo.
Cascada Montmorency
Y para los que no dispongan de demasiado tiempo, pero no quieran irse de Canadá sin disfrutar de sus extraordinarios parajes naturales, una opción es recorrer los apenas 15 kilómetros que separan la ciudad de la Cascada Montmorency y dejarse maravillar con una hipnótica caída de agua que alcanza los 83 metros de altura.