Desde Portbou a la cala de Montgó, desde el Cabo de Creus hasta la montaña de la Comanegra se extiende la comarca del Alt Empordà, en esta ruta nuestra intención es mostrar al viajero los enclaves naturales más bellos de la región, desde las cumbres más salvajes y agrestes a las calas más paradisíacas.

Albanyá

Perdido en medio del Pirineo aparece entre las montañas el pueblo de Albanyá. Cuna del rio Muga, los alrededores de Albanyá están salpicados de numerosas ermitas e iglesias que podremos visitar mediante rutas de senderismo.  Sant Joan de Bassols, Sant Bartomeu de Picaro, Sant Feliu de Carbonills, Sant Miquel de Bassegoda, entre muchos otros santuarios. Cabe especial reconocimiento el Santuari de la Mare de Déu del Mont, situado a unos kilómetros al sur encima del monte que lleva su mismo nombre. Desde la Mare de Déu del Mont podremos contemplar toda la llanura ampurdanesa.

Sant Llorenç de la Muga

A escasos kilómetros de Albanyá está Sant Llorenç de la Muga, un pequeño pueblo fortificado. Con más de 10 siglos de historia el pequeño pueblo montañés rezuma encanto por cada uno de sus muros. Rodeado por profundos y densos bosques se levanta este pueblecito ideal para pasear y relajarse en medio del prepirineo.

Darnius

Un poco más al norte esta el pueblo de Darnius. A las orillas del pantano de Boadella y en medio de bosques de robles y pinos tenemos este pequeño pueblo que ofrece varios atractivos relacionados con la privilegiada naturaleza que lo rodea.

En el pantano podremos practicar deportes acuáticos como el kayak, para poder navegar por el pantano, cruzando por sus orillas y “perdiéndonos” por sus calas. Para los más osados también existe la oferta de practicar esquí náutico, bus-bob o wakeboard.
Para poder disfrutar de unas vistas completas del pantano y sus alrededores podemos subir al Mirador de la Tortuga donde tendremos una panorámica inmejorable.

Ampudán vinícola

Entre la montaña y el mar se extiende la llanura donde los ampurdaneses han cultivado sus viñas consiguiendo reconocidos caldos en toda la península y con Denominación de Origen Empordá. Blancos, rosados y tintos son los vinos más característicos de esta zona donde pueblos como Campmany, Espolla, Garriguella, Perelada o Masarac entre otros tienen su principal motor económico en el vino. Más de 28 bodegas se reparten por esta pequeña zona, en Garriguella encontramos una joven bodega llamada Mas Llunes. Entre sus vinos más preciados están el Maragda Rosa, un rosado muy valorado por su sabor suave y persistente con aromas a fresa, plátano y grosella. También podremos paladear el Emporion, un vino negro de estructurado e intenso sabor con aromas a frutas rojas maceradas, especias y madera. Es muy recomendable no abandonar la zona sin probar el licor ratafía.

Las Marismas del Empordà

Calificado como Parque Natural, las Marismas del Empordà son un conjunto de meandros, ciénagas y humedales en general que se nutren de los ríos Muga, Ter, Daró y Fluviá. Estas Marismas se extienden por más de 4.800 hectáreas y pueden llegar a albergar a más de 300 especies diferentes de aves, convirtiéndolas en un enclave importantísimo para sus migraciones.

Podemos recorrer el Parque Natural a pie por caminos especialmente habilitados para recorrer las marismas. En los caminos encontraremos diferentes refugios donde observar tranquilamente a las aves y otros animales de la zona como zorros, tejones, ginetas, nutrias o turones. Dentro del parque podemos encontrar información para recorrer las marismas a caballo, otra opción igualmente apetecible.

Calas y Playas

La Costa Brava  puede ofrecer al viajero un catálogo de playas y calas difícilmente igualable. Minúsculas calas de fina arena o plagadas de cantos rodantes. Enormes extensiones de arena con preciosas arboledas flanqueando sus límites o empinados peñascos y afiladas rocas que evocan a paisajes lunares. Todo es posible en la Costa Brava.

En la población de Roses, muy cerca del Parque Natural del Cabo de Creus, está la cala Montjoi. Famosa por haber servido de marco al restaurante El Bulli de Ferrán Adrià, el paisaje de esta cala de gruesa arena y turquesas aguas es típico del Cabo de Creus. Peñascos débilmente poblados de verdura  y afilados riscos que conforman un curioso y agresivo paisaje.

La cala Tamariua la encontraremos a escasos metros de la localidad de Port de la Selva. Esta espléndida cala es perfecta para poder echarse y relajarse contemplando los empinados riscos que la salvaguardan. Si nos acercamos a la hora indicada saborearemos una preciosa puesta de sol donde veremos como el astro rey se acurruca entre los montes.

En Sant Pere Pescador hallaremos un tipo diferente de playa, no muy habitual en la Costa Brava. La playa de Sant Pere es una larguísima lengua de arena con enormes dunas y un potente viento que hará las delicias de los aficionados al windsurf o kite surf.

La cala Borró se encuentra en Colera, en el norte de la comarca. Esta pequeña cala de piedra esta rodeada de grandes rocas. El paisaje es superlativo y supone un punto y final majestuoso y hasta cierto punto inquietante por  lo agresivo del paisaje bravo.