Situada en el golfo de Salerno y bañada por el mar Tirreno, la Costa Amalfitana es la protagonista de nuestra nueva ruta. Desde Me Gusta Viajar Barato os proponemos una escapada a uno de los lugares más mágicos de la costa italiana, una pequeña franja costera que esconde algunos de los rincones más fotografiados del país y que, durante décadas, fue el paraíso secreto de artistas, pintores e intelectuales de todo el mundo. ¿Hacemos las maletas?

La Costa Amalfitana, cuyo conjunto de pueblos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, se sitúa en lo que fuera el territorio de la antigua república del mismo nombre. Una de las republicas marineras italianas o ciudades estado independientes que dominaron el comercio marítimo en el Mar Mediterráneo en la Edad Media. Concretamente, se ubica entre Nápoles y Salerno, en la región de Campania, al sur de Italia. Por eso, nuestra ruta empezará en esta último población e irá siguiendo la costa descubriendo preciosas localidades colgadas en acantilados sobre el mar, como Positano o Amalfi:

- Salerno: aunque no se considera una de las 13 localidades de la Costa Amalfitana, la ciudad nos sirve como punto de partida para nuestra ruta. La población, conocida por sus adelantos médicos en la Edad Media, es actualmente una localidad de tamaño medio que esconde rincones como su Lungomare Trieste, el paseo marítimo, creado después de la Segunda Guerra Mundial e inspirado en los paseos de la Costa Azul francesa. Otra de las visitas obligadas de la localidad es su castillo medieval, ya que su altura proporciona una espectacular vista de la ciudad y la costa amalfitana. Tampoco podemos irnos de Salerno sin visitar su Centro Histórico, donde se conservan la Catedral y varios palacios y casas señoriales de la Edad Media, testimonio de la importancia de la ciudad en esta época.

- Vietri Sul Mare: tras dejar Salerno y siguiendo por la costa en dirección oeste, nos encontramos con Vietri Sul Mare, considerada la primera de las 13 perlas de la Costa Amalfitana. Se trata de una población famosa internacionalmente por sus cerámicas, características por sus vivos colores. No podemos dejarla sin traernos un recuerdo de esta artesanía.

- Amalfi: nuestra próxima parada será Amalfi, la ciudad que da nombre a la costa y que en su día bautizó también a la antigua República Marinera de la que era sede. Callejear por sus rincones, descubrir sus tiendas de artesanía, impregnarnos de su pasado marinero y disfrutar de espacios como su Duomo o catedral (siglo IX) son algunas de las cosas que no podemos dejar de hacer en la localidad.

- Ravello: la Costa Amalfitana fue durante décadas el escondite de artistas e intelectuales (desde Boccaccio hasta Richard Wagner pasando por Greta Garbo o Ingrid Bergman se han dejado seducir por su magia). Pero si hay una localidad impregnada de este espíritu artístico, ésta es Ravello. Sus preciosas villas (Villa Rufolo y Villa Cimbrone) construidas al borde de un acantilado sobre el mar han acogido durante años a intelectuales, artistas y actores de todo el mundo. Además, son una postal que seguro que has visto en más de una ocasión.

- Conca dei Marini: esta pequeña población esconde uno de los tesoros naturales más apreciados de la Costa Amalfitana, la Grotta dello Smeraldo (o Gruta de la Esmeralda). Se trata de una cueva marina, a la que sólo se puede acceder en bote, que, gracias a su iluminación (el sol penetra a través de una grieta), muestra todo tipo de tonos de azul en el agua, desde el azul marino hasta el turquesa más vivo. Una visita que vale la pena no perderse si estamos en la zona.

- Positano: la población, una de las más fotografiadas y populares de la Costa Amalfitana, fue punto de encuentro de la aristocracia durante los primeros años del siglo XX y el lugar escogido para intelectuales y artistas, como el novelista John Steinbeck, quien en 1953 escribió un artículo para Harper’s Bazaar en el que se maravillaba de la belleza de Positano. Una visita a la localidad debe incluir un paseo por sus callejuelas, una visita a sus Torres Sarracenas y probar alguno de sus productos típicos, como el Limoncello (licor a base de limón y aguardiente) o comprar unas de sus sandalias de cuero.