Segovia presume de un mágico skyline, una vistagótico-medieval que durante las oscuras noches queda iluminada evocando a un paisaje onírico y majestuoso.

La gastronomía es uno de los platos fuertes de la región. Su privilegiada orografía permite poder cultivar hortalizas, verduras y legumbres, y criar ricas carnes como corderos, lechazos, cochinillos o cabritos.

Los platos más típicos son los asados, sobretodo de cochinillo y lechazo. Los embutidos más característicos son el lomo embuchado y el chorizo de Cantimpalo, que se hace a base de la maceraciónde la carne de cerdo con ajo, pimentón y orégano.

Los platos de cuchara también son famosos en la zona, concretamente el cocido hecho con Judión de La Granja y las Fabadas. Un plato también típico es la tortilla a la buenavieja, con la peculiaridad que se hace con tacos de tocino de cerdo.

En el apartado de postres también encontramos protagonistas. El ponche segoviano, un bizcocho relleno de crema, con mazapán y azúcar quemado coronándolo. Los típicos mantecados de Sepúlveda, omnipresentes en navidad por toda España, y las rosquillas segovianas.

El Acueducto

Empezaremos el recorrido con el edificio más famoso y representativo de la ciudad, el Acueducto. Esta construcción que data de principios de nuestra era, siglo I d.C., es la obra romana civil más importante de España y fue la responsable de abastecer del líquido elemento a Segovia a través de sus 17 kilómetros de recorrido hasta 1929.

El monumento está dividido en tres tramos, donde el tercero es el más famoso. Este tramo recorre el centro de la ciudad, concretamente en la plaza Azoguejo, el acueducto muestra su gran majestuosidad con 26 metros de altura. Es sencillo para el viajero plantarse delante de la mastodóntica obra e imaginarse como en el pasado regaba la ciudad debido a su gran conservación y a las diferentes obras de reconstrucción que ha sufrido.

El Alcázar

Sin información fidedigna de la fecha exacta de construcción de este protector de la ciudad, las primeras  informaciones datan del 1122. Alfonso VIII la constituyó como Residencia Real en el siglo XIII. El Alcázar es un gigante encaramado en el cerro próximo a los ríos Clamores y Eresma que puede recordar a los castillos de los cuentos de hadas, según se cuenta fue una de las inspiraciones para que Walt Disney creara su castillo de Cenicienta.

Dentro del edificio podremos pasear y visitar los diferentes salones que nos transportarán a otra época donde los caballeros cortejaban a sus doncellas entre cruzada y cruzada. Otro atractivo del Alcázar son sus jardines, dedicados a dos héroes de la guerra de la Independencia Velarde y Daoiz, que dibujan unas verdes cenefas geométricas. No podemos abandonar el Alcázar sin visitar su torre del Homenaje, construida por Juan II, es una atalaya perfecta para disfrutar de unas magníficas vistas de Segovia.

Catedral de Segovia

En la Plaza Mayor se alza la colosal Catedral de Segovia. Esta obra del gótico tardío data del siglo XVI y cumple sobradamente con la majestuosidad y las abundantes decoraciones del gótico. Una de las partes más famosas es el ábside, muy abultado y con innumerables contrafuertes y arcos que lindan con el barrio de la judería.

El interior de la Catedral mantiene concordancia con la belleza de su fachada. Ciclópeas columnas sostienen unas cúpulas cargadísimas de nervios y decoraciones típicas del gótico. Es muy recomendable pasearse por la noche y contemplar la divina iluminación que la viste.

Casco Antiguo

Caminando por el casco antiguo, concretamente por Paseo del Salón, encontraremos incontables tabernas y bares para tomar unas tapas, típicas de la región, y regarlas con un buen vino. Si por el contrario preferimos una noche más movidita y salir a tomar una copa y bailar un poco, el barrio de San Millán es nuestro destino. En él recorreremos pubs y discotecas con diferentes estilos musicales. Un broche de oro para disfrutar de una noche en el marco único de la capital segoviana.