La capital andaluza es la única ciudad que cuenta con un puerto marítimo pese a no encontrarse en el litoral. Su puerto (situado a unos 80 kilómetros de océano Atlántico) es posible gracias al río Guadalquivir, navegable desde su desembocadura, en Sanlúcar de Barrameda, hasta la capital hispalense. Esta es sólo una de las muchas curiosidades que esconde esta ciudad llena de atractivos y sorpresas para el visitante. Por eso, En nuestra visita no podemos dejar de ver:

- La Plaza de España: construida para la Exposición  Iberoamericana de 1929, esta plaza es uno de los mayores atractivos turísticos de la capital hispalense. Está compuesta por un gran espacio abierto, un canal de agua y un edificio semicircular de estilo regionalista. En total, ocupa una superficie de 50.000 metros cuadrados, de los cuales 15.000 están construidos. Se encuentra dentro del parque de Maria Luísa y su acceso es totalmente libre. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las puertas se cierran a las diez de la noche.

- La Catedral y la Giralda: la Catedral de Sevilla (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987) está considerada la catedral gótica más extensa del mundo. Sin embargo, el edificio fue sufriendo a lo largo de los siglos modificaciones y ampliaciones, lo que permite que hoy en día puedan verse en ella diferentes estilos arquitectónicos. Originariamente, data de 1433 y fue edificada en el solar de la antigua mezquita musulmana. El conjunto monumental de la Catedral incluye también La Giralda o campanario de la catedral (uno de los símbolos de Sevilla), el Patio de los Naranjos y la Capilla Real (donde está sepultado el rey Alfonso X El Sabio). Por este motivo, si tenemos pensado visitar la catedral es mejor que destinemos a ello varias horas o, incluso, un día entero.

- Los Reales Alcázares: es el palacio real en activo más antiguo de Europa. Su construcción es anterior al año 713, cuando los árabes, que por entonces dominaban la ciudad, lo empezaron a usar como residencia para sus nobles. Más tarde, con la reconquista, volvería a manos cristianas y se convertiría en el alojamiento del rey Fernando III de Castilla y, a lo largo de los siglos, en la residencia de muchos otros reyes cuando visitaban la ciudad. De hecho, todavía hoy, es el lugar de pernoctación de la familia real española cuando visita Sevilla. El conjunto monumental y los jardines están abiertos al público y, además, acoge actos y exposiciones de diferente temática. Uno de sus espacios más destacados es el Patio de las Doncellas (un ejemplo del arte mudéjar andaluz).

- La Torre del Oro: situada en el margen izquierdo del río Guadalquivir (junto a la Plaza de Toros de la Maestranza), esta torre se ha convertido en uno de los símbolos de la capital hispalense y en un imagen habitual en fotos y postales de la ciudad.

- Paseo en Barca por el Guadalquivir: no podemos irnos de la ciudad andaluza sin realizar una excursión en barca por el río Guadalquivir, uno de los iconos de la capital hispalense. Además, un paseo en barca permite admirar muchos de los atractivos de la ciudad de forma cómoda y, si el calor aprieta, evitando las calles en las horas de máxima insolación.

- El Parque de María Luisa: Este parque, uno de los pulmones verdes más importantes de Sevilla, además de atractivo turístico de primer orden en la ciudad, se inauguró como parque público el 18 de abril de 1914 con el nombre de Parque Urbano Infanta María Luisa Fernanda. En realidad, el espacio, que en principio formaba parte de los jardines privados del Palacio de San Telmo, fue donado a la ciudad por María Luisa de Borbón. Por este motivo, se rebautizó con su nombre. Las plazas de España y de América, construidas para la Exposición Iberoamericana de 1929, están integradas en el parque y constituyen sus principales atractivos.