Aragón cuenta con más de 167.000 ha de espacios naturales protegidos. Algo más de 15.600 ha pertenecen al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, único parque nacional que existe en la comunidad.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se encuentra en la comarca de Sobrarbe, en la provincia de Huesca, en plenos Pirineos y cerca de la frontera con Francia. Tiene una extensión de 15608 ha y allí se encuentra uno de los gigantes de España, el Monte Perdido, montaña que alcanza los 3355 metros de altura. Algunos de los hitos más importantes del parque son:
• Declarado Parque Nacional en 1918.
• Reserva de la Biosfera en 1977.
• ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) en 1988.
• Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
• Uno de los 16 Parques Nacionales de España.
• Segundo Parque Nacional más antiguo de España.
• Monte Perdido, mayor montaña calcárea de Europa.
Qué ver en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se encuentra segmentado en seis sectores (Ordesa, Monte Perdido, Escuaín, Añisclo, Pineta y Bujarelo) y está comprendido por varios municipios que esconden los secretos de la arquitectura tradicional de los pueblos pirenaicos. El paisaje está formado por multitud de rincones de enorme belleza, entre ellos varios valles, algunos de ellos muy famosos como el Valle de Ordesa, cumbres pirenaicas, glaciares, bosques frondosos, cañones, barrancos y, sobre todo, cascadas y saltos de agua que nos dejan imágenes idílicas. En otoño, tonos rojizos, amarillos, marrones y naranjas juegan entre ellos y se mezclan para dejarnos estampas únicas.
El parque también puede presumir de contar con una importante variedad de especies animales. En sus límites encontraremos jabalíes, corzos, rebecos, quebrantahuesos, urogallos, pitos negros o ranas pirenaicas, entre otras especies.
En el municipio de Torla se encuentra el Centro de Interpretación del Parque, espacio donde empezaremos a comprender la importancia del lugar y que nos servirá para conocer los lugares más interesantes que disfrutaremos durante nuestra visita, entre ellos:
Valle de Ordesa: uno de los rincones más conocidos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. La conocida como Pradera de Ordesa se convierte en un interesante punto de partida que nos acerca a algunos lugares de gran belleza donde son protagonistas los bosques y los saltos de agua y cascadas como la Cascada del Estrecho, la Cascada de la Cueva o la impresionante Cola de Caballo. Nos tenemos que detener en esta última por tratarse de una de las cascadas más espectaculares de España. Entre valles forrados por hayedos y pinares, las aguas del río Arazas caen lentamente sobre las paredes de la roca creando una imagen que nos recuerda a las colas de los caballos. Una de esas imágenes que se quedan guardadas en nuestra retina durante mucho tiempo.
Cañón de Añisclo: enorme fisura en la piedra creada por la acción del agua y el paso del tiempo. Tupidas masas arbóreas, saltos de agua y varios miradores componen el paisaje de este rincón especial del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Valle de Pineta: otro de los lugares más bonitos del parque es el Valle de Pineta. Varias rutas nos acercan a más bosques y más cascadas, un paisaje que se repite en la visita al parque.
Garganta de Escuaín: espectacular desfiladero creado por el curso del río.
Para disfrutar de estos paisajes nada mejor que detenerse en los numerosos miradores que encontraremos a lo largo y ancho del parque, como los Miradores de Revilla, desde donde nos deleitaremos con las impactantes imágenes que nos deja la garganta de Escuaín. Y para llegar hasta estos lugares podemos recorrer alguna de las 19 rutas de senderismo que existen en el parque como el Camino de las Cascadas, la Ruta hasta la Cascada de Cola de Caballo, la Ruta de las Cascadas del Cinca y de Lalarri, la Ruta del Cañón de Añisclo o la Ruta de los Miradores de Revilla y la Garganta de Escuaín.
Pueblos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Y para rematar unos días que recordaremos toda la vida, nada mejor que perderse por las callejuelas de corte medieval que nos dejan algunos de los pueblos más importantes que encontramos en el parque.
Boltaña: uno de los pueblos más interesantes para visitar en el parque. Población presidida por las ruinas del castillo del siglo X que hace las veces de mirador. Entre sus pequeñas callejuelas sobresale la Colegiata de San Pedro, y entre las tradicionales casonas de montaña del pueblo, son la plaza mayor y el ayuntamiento los que llaman la atención del visitante.
Torla: rodeada de un paisaje que nos deja con la boca abierta, Torla se presenta como otro de los pueblos más bonitos de los Pirineos, además de ser la puerta de entrada al parque. Estampa medieval y arquitectura tradicional se mezclan con importantes monumentos como la Iglesia de San Salvador, de estilo románico o varias casonas típicas de la zona.
Aínsa: la joya del parque en lo que a pueblos con encanto se refiere. Además de su impresionante entorno natural, Aínsa nos deja varios rincones de gran belleza. Un recorrido por la localidad debería comenzar por su plaza mayor, levantada en plena Edad Media y que presenta un magnífico estado de conservación, con porches laterales de estilo románico con arcos de medio punto y ojivales. Junto a la plaza se encuentra el castillo, otro de los monumentos más importantes del pueblo. Fortaleza del XI que ha sido reformada en siglos posteriores y en la que destacan la Patio de Armas y la Torre del Homenaje. Completa le trío de monumentos más importantes de Aínsa la Iglesia Parroquial de Santa María, construcción de los siglos XI y XII formada por iglesia, claustro, cripta, torre y arco exterior. En el casco histórico destacan las calles Mayor y Santa Cruz y las casas Bielsa, Latorre y Arnal. A las afueras del pueblo está la Cruz Cubierta de Aínsa, monumento de gran importancia histórica.
Actividades que hacer en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
• Senderismo
• Paseos a caballo
• Paseos en bicicleta
• Rafting
• Kayak
• Barranquismo,
• Espeleología
• Descensos en canoa
• Avistamiento de aves
• Saborear los platos tradicionales de los Pirineos
• Relajarse en los balnearios de la zona