Hay algunos pueblos en España de los que hemos leído y hemos oído hablar tanto que se convierte casi en una obligación su visita. Algo así sucede con la villa oscense de Aínsa: son tantas las maravillas que hemos oído de este pueblo que muchos lo tienen marcado en rojo en sus agendas como uno de esos destinos a descubrir próximamente.
Si quieres saber qué ver en Aínsa y las razones por las cuáles se ha convertido en un pueblo que atrae a tantos turistas, te recomendamos que sigas leyendo el artículo.
Aínsa es la capital del municipio de Aínsa Sobrarbe y está situado en el norte de la provincia de Huesca, en pleno Pirineo aragonés y cerca de la frontera francesa. Su excepcional ubicación es una de las claves de la belleza del pueblo, pues puede presumir de un entorno único. Y es que Aínsa está situada allí donde los ríos Cinca y Ara se encuentran y rodeada de magníficos parques naturales, entre ellos el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y el Parque Natural Posets Maladeta al norte y el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara al suroeste.
Si nos quedamos en el pueblo descubriremos una villa medieval excepcionalmente conservada que está considerada como uno de los pueblos más bonitos de España. Pasear por sus calles empedradas no sólo hace que nos traslademos a otras épocas, sino que también consigue transmitirnos una especie de paz interior que se echa mucho de menos en épocas como la que estamos viviendo.
Aínsa fue nombrada en el año 2018 Capital del Turismo Rural y en 1965 fue declarada Conjunto Histórico – Artístico. A continuación, te contamos qué puedes ver en Aínsa.
Plaza Mayor de Aínsa
En nuestro artículo sobre las plazas más bonitas de España pensamos en incluir a la Plaza Mayor de Aínsa por ser una de las plazas medievales más interesantes y mejor conservadas de España, pero al final decidimos que Aínsa se merecía un artículo aparte para ella sola.
La Plaza Mayor de Aínsa se encuentra situada en el centro neurálgico de su casco antiguo. Se trata de una plaza que fue construida en plena edad media, concretamente entre los siglos XII y XIII. Esta plaza cuenta con una enorme extensión y si la pudiésemos contemplar desde las alturas, nos daríamos cuenta de que su forma no es rectangular, sino que más bien tiene una forma trapezoidal, con uno de sus extremos más estrecho.
Una de las imágenes más famosas de la Plaza Mayor de Aínsa son sus porches laterales de estilo románico realizados mediante arcos de medio punto y ojivales. A ambos lados de esta plaza encontramos algunos de los monumentos más importantes de la localidad como son la Iglesia de Santa María, el castillo y el edificio del ayuntamiento.
Castillo de Aínsa
Como decíamos, uno de los monumentos más importantes qué ver en Aínsa lo encontramos junto a la plaza: el castillo. Se trata de una fortaleza del siglo XI que ha sufrido varias reformas con posterioridad. Actualmente no queda mucho de lo que fue la construcción en sus inicios. Entre los elementos que podemos todavía disfrutar destacan el Patio de Armas, un espacio de grandes dimensiones; la torre del homenaje, del siglo XI y uno de los elementos más vistosos del castillo; un puente que en sus inicios era un puente levadizo sobre un foso ya inexistente; y las murallas, desde las cuales disponemos unas vistas privilegiadas del entorno natural del pueblo.
El castillo alberga la oficina de turismo, el Centro de Interpretación del Geoparque de Sobrarbe y el Eco-museo de la Fauna. El castillo ha sido declarado Bien de Interés Cultural.
Iglesia Parroquial de Santa María
Volvemos sobre nuestros pasos hasta la Plaza Mayor y nos acercamos a descubrir el tercero de los monumentos que hay que ver en Aínsa.
La Iglesia de Santa María data de los siglos XI y XII y es uno de los tesoros más representativos del románico del Alto Aragón. Está formada por varios elementos: iglesia, claustro, cripta, torre y arco exterior.
De su interior nos sorprende, además de su sobriedad, una talla románico – gótica del siglo XIV en la que aparece la Virgen con el Niño sobre sus rodillas. Bajo el ábside hay una cripta con 18 columnas y a un lado de la iglesia un interesante claustro. Sin embargo, el elemento que más sorprende es la torre de 30 metros de altura. Podemos subir por su angosta escalera para descubrir desde lo alto de la torre una de las más bellas panorámicas del entorno de Aínsa. Es el momento de sacar la cámara.
Paseando por el casco medieval de Aínsa
Piedra y más piedra. Piedra sobre piedra. Piedras de todos los tamaños. Eso es lo que divisaremos mientras recorremos el casco antiguo de Aínsa: la piedra como elemento básico de construcción.
En el casco medieval de Aínsa destacan dos calles: la Calle Mayor y la calle Santa Cruz. Algunas de las construcciones más importantes del casco medieval de Aínsa están en estas calles: la Casa Bielsa, del siglo XVI o XVII y donde destacan las tres ventanas y el escudo de la fachada; la Casa Latorre, sede del Museo de Artes y Oficios, donde podemos conocer aquellos viejos utensilios y herramientas utilizados en varios oficios; y la Casa Arnal, del XVI.
Cruz Cubierta de Aínsa
Si buscas estirar las piernas y un poco de tranquilidad rodeado de un precioso entorno, entonces te recomendamos que te acerques hasta la Cruz Cubierta de Aínsa. Se trata de un monumento pequeño en tamaño, pero de una gran importancia histórica. Una cruz de hierro de mediados del siglo XVII bajo una especia de templete conmemora un hecho histórico acaecido en el año 724 cuando una cruz de fuego surgió en este punto y propició la retirada de las tropas musulmanas.
Alrededores de Aínsa
El entorno natural de Aínsa es perfecto para la práctica de numerosas actividades y deportes al aire libre, desde rutas en bicicleta hasta senderismo, pasando por escalada, kayak o espeleología entre otros. Además, en los alrededores del pueblo encontraremos varios lugares muy interesantes como el Mirador del Cinca, el Cañón de Añisclo, el Castillo de Samitier o el Monasterio de San Victorián, considerado como uno de los monasterios más antiguos de España. Sin olvidarnos de todas las maravillas que el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido ofrece al visitante.