En Innsbruck, las montañas del Tirol parecen un elemento más del mobiliario urbano. Tal es su presencia en la ciudad. Si nos adentramos en sus calles descubriremos un bonito casco antiguo plagado de imponentes construcciones. Te contamos cuáles son los lugares imprescindibles que hay que ver en Innsbruck y alrededores.
Lugares más importantes que ver en Innsbruck
Innsbruck está situada al oeste de Austria. La visita a la ciudad, capital del Tirol, se puede dividir en dos partes. Se puede empezar recorriendo las calles de su casco histórico para, más tarde, tomar el funicular que nos dejará en las montañas de los Alpes y rodearnos de naturaleza. Estos son los lugares que no te puedes perder si visitas Innsbruck.
Casco antiguo de Innsbruck
Innsbruck nos sorprende con un encantador casco antiguo, considerado como uno de los más bonitos de Europa. En las callejuelas de la Altstadt (“casco viejo” en alemán) nos toparemos con vibrantes ejemplos de arquitectura imperial y con coquetas casas de colores, además de con una larga lista de monumentos que enumeraremos a continuación. Sus cafés, tiendas, restaurantes y el ir y venir de locales y foráneos, dan mucho ambiente a esta zona de la ciudad. Las dos calles imprescindibles del casco viejo de Innsbruck son Herzog-Friedrich-Strasse y Maria-Theresien Strasse.
Maria Theresien Strasse
Si solo pudiéramos visitar una calle del casco antiguo de la ciudad, seguramente elegiríamos la Maria Theresien Strasse, ya que, además de ser la más comercial, con multitud de cafés, terrazas, tiendecitas, bares… concentra algunos de los monumentos más importantes de Innsbruck como el Arco del Triunfo, el Altes Rathaus, el Palais Gumpp, sede del parlamento, la Iglesia del Hospital de Innsbruck o la Columna de Santa Ana. Y todo esto con las montañas de los Alpes como perfecto telón de fondo.
Tejadillo de oro
Si París tiene a la gigantesca Torre Eiffel como icono de la ciudad y Roma al majestuoso coliseo, el símbolo de Innsbruck es… un pequeño tejadillo. Pero que esto no nos lleve a engaño porque, a pesar de no ser un gran edificio, el Tejadillo de oro de Innsbruck desprende magia por sus cuatro costados. Se trata de un balcón protegido con un tejado formado por 2657 tejas de cobre que parecen de oro cuando los rayos de sol inciden sobre él. Aunque el tejadillo es el que se lleva todas las miradas y el que nos apremia a sacar la cámara, todo el balcón de este palacio del siglo XV merece la pena gracias, entre otras cosas, a sus estupendos relieves. En su interior hay un museo.
Torre de la Ciudad
Cerca del Tejadillo de Oro está otra de las construcciones más importantes de Innsbruck, la Torre de la Ciudad o Stadtturm en alemán. Fue levantada a mediados del siglo XV como punto de vigilancia pero hizo también las funciones de prisión. Hoy es un magnífico mirador que nos regala preciosas vistas de la ciudad y del entorno montañoso.
Catedral de Santiago
Seguimos paseando por el casco antiguo de Innsbruck para descubrir sus monumentos más representativos. Ese es el caso de la Catedral de Santiago, templo barroco del siglo XVIII que llama la atención por sus dos esbeltas torres. Merece la pena entrar en ella para disfrutar con su decoración y con algunos de los elementos que guarda en su interior, como el altar mayor con la pintura “María Hilf” de Lucas Cranach el Viejo.
Hofkirche
Pero el edificio religioso más importante de Innsbruck no es la Catedral de Santiago, sino una iglesia gótica conocida como Hofkirche o Iglesia de la Corte. El motivo principal para situarla en tan alta posición hay que buscarlo en el impresionante cenotafio (mausoleo) que hay en su interior levantado para guardar los restos de Maximiliano I (aunque al final, el emperador no sería enterrado en él y sus restos descansan en otro lugar). La tumba, construida en mármol, está custodiada por 28 esculturas de bronce. La Hofkirche guarda otras joyas como un enorme órgano de mediados del siglo XVI.
El Palacio imperial
El Hofburg o Palacio Imperial es un enorme edificio mandado construir por Maximiliano I en el siglo XV, aunque sufrió una importante remodelación en la segunda mitad del siglo XVIII. Sirvió como residencia de los Habsburgo. Su encanto reside en el interior, ya que esconde magníficas estancias como la Sala gótica, la Sala de los Gigantes, la Sala de la Guardia, el apartamento de la emperatriz Sissi, la Galería de los retratos, la Silberne Kapelle, la Hofburgkapelle o el enorme patio del palacio de 1300 metros cuadrados.
Castillo de Ambras
Poco a poco nos vamos alejando del centro de Innsbruck y nos acercamos a las montañas para conocer otro de los monumentos más representativos de la capital tirolesa, el Castillo de Ambras. Su estilo es renacentista debido a la profunda reconstrucción llevada a cabo por el Archiduque Ferdinand II, cuyo objetivo principal era el de crear un espacio museístico donde exponer sus colecciones de arte, una de sus grandes pasiones. Posee magníficas estancias como el Salón Español y la Cámara de Arte y Maravillas.
Museo Tirol Panorama
El Tirol Panorama con el Kaiserjäger museum (Museo de los Cazadores imperiales), se encuentra situado en la montaña de Bergisel y es famoso principalmente por albergar una gigantesca pintura de unos mil metros cuadrados que ofrece una panorámica 360º de la batalla entre los tiroleses y las tropas napoleónicas.
Trampolín de Saltos de esquí en Bergisel
Si eres de esos que el 1 de enero pone la televisión para ver los saltos de esquí, el siguiente lugar es para ti. En la colina de Bergisel se encuentra uno de los cuatro trampolines que forman parte de la Copa del Mundo de Saltos de esquí. Su diseño se lo debemos a la arquitecta Zaha Hadid. Es otro de esos lugares de Innsbruck desde donde podemos disfrutar de una magnífica panorámica.
Funicular Innsbrucker Nordkettenbahnen
Como decíamos en la introducción, lo mejor es comenzar la visita a los lugares más importantes que ver en Innsbruck en el Altstadt y terminarla en las montañas alpinas, en plena naturaleza. Para conseguirlo solo tenemos que tomar el Funicular Innsbrucker Nordkettenbahnen, que nos lleva desde el casco antiguo hasta el parque natural de Karwendel, el más grande de Austria, y lugar ideal para realizar la práctica del senderismo. El viaje en funicular merece la pena no solo por las vistas que nos regala, sino porque las estaciones, de corte futurista, fueron también diseñadas por la excepcional arquitecta Zaha Hadid.